Como si los niños autistas no tuvieran suficientes problemas, entre su condición y los psicoanalistas lacanianos aprovechándose de ellos, resulta que el psicoanálisis no es la única pseudociencia que preda de estas personas.
El negocio de tratar a los niños autistas con cosas que no sirven para absolutamente nada salvo para esquilmar a los padres parece tan lucrativo que hay otras sugerencias igual de ilógicas, por ejemplo:
-Equinoterapia: genera estímulos eléctricos en el cerebro, lo que hace que el niño esté más alerta. También ayuda al área vestibular (equilibrio) y propioceptiva (percepción interna).
– Musicoterapia: la mayoría de niños autistas tienen hipersensibilidad auditiva y áreas disfuncionales.
– La música les permite relajarse y algunos logran hasta interpretar canciones y tocar un instrumento.
– Hidroterapia: trabaja la tonificación muscular, el equilibrio y la disminución de la ansiedad.
– Trabajo con sistemas: actividades lúdicas y terapéuticas a través del computador. Se empieza con lo fundamental, conocer el monitor y el ‘mouse’, hasta el manejo de programas que enseñan colores, formas, sonidos, etc.
Esto va más allá del maltrato infantil.