Cuando Japón cerró su última planta de energía nuclear hubo un montón de personas que salieron a celebrar esa pésima y equivocada decisión.
Ahora, esa gente ha incrementado el número de adeptos que salen a la calle para pedir la renuncia definitiva a esta forma de energía:
“Quiero dejar un Japón limpio a mis hijos y a mis nietos” asegura Akiko Ichikawa, una mujer que como miles de japoneses se manifestó este lunes en Tokio para pedir el fin de la energía nuclear, 16 meses después de la catástrofe de la central de Fukushima.
Esta jubilada viajó a la capital desde la prefectura de Shiga (centro) para pedir al primer ministro Yoshihiko Noda que escuche el clamor popular y no vuelva a poner en marcha progresivamente los reactores nucleares.
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Por el momento sólo uno de los 50 reactores de Japón está en funcionamiento, el resto están detenidos como consecuencia de una catástrofe natural o como medida de precaución a la espera de nuevos estudios de seguridad.”Un accidente nuclear tiene consecuencias imborrables y marca para siempre un territorio. Es por eso que hay que dejar de utilizar esta energía”, explica Satoshi Kobayashi, padre de dos niños pequeños a los que trajo consigo para “sensibilizarles”.
Ahh, un Japón limpio para sus hijos. ¿Y cómo es que es limpio un país que aumenta de manera aberrante la cantidad de emisiones de gases efecto invernadero, simplemente movidos por la ignorancia?