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Conociendo a Ilva Myriam Hoyos

Ohh, resulta que yo estaba equivocado.

Ilva Myriam Hoyos, la mano derecha del procurador Ordóñez, no es tan mala como la pinto ahora que es un nombre fuerte para quedar como magistrada de la Corte Constitucional. Al parecer es toda una perita en dulce:

La Silla pudo confirmar que la labor de Ilva Myriam en la lucha por combatir la violencia contra la mujer ha sido clave. Hoyos hace parte del Comité de Seguimiento de la Ley de no violencia contra la mujer, donde ha tenido un rol significativo de vigilancia y asesoría a las entidades del Estado, las alcaldías y las gobernaciones para que esta norma no quede como letra muerta. También ha hecho un estudio muy importante sobre el estado actual de infraestructura de las comisarías de familia, que no había hecho nadie hasta el momento, y está a punto de sacar otro informe sobre la calidad de la atención en estos centros, que es el primer lugar a donde llegan las mujeres golpeadas.

Ayy, qué linda. Así que ella se preocupa por el bienestar de las mujeres… no va y sea que esas incubadoras humanas, casi-propiedades de los hombres, terminen en mal estado, afectando su única función importante en la vida: ser úteros humanos. O peor, qué tal que la violencia contra estas casi-humanas termine afectando esa especie de tumor que Hoyos protege como si fuera algo más que un puñado de células. No, buenísima ella. ¡Mejor que la crema dental en loción!

Ayy, si tan sólo pudiéramos olvidar que Hoyos viola derechos a diestra y siniestra, promoviendo la agenda homofóbica y anti-elección de Ordóñez, todo basado en su ignorancia autocomplaciente de la más elemental biología, porque lo ordena su amo mental.

O si pudiéramos olvidar que interpuso una denuncia contra Mónica Roa para censurarla, ya que ella se atreve a ver a las mujeres como seres humanos que tienen derecho a decidir sobre su cuerpo.

Lo que es peor es que, al parecer, la nueva ministra de Justicia, Ruth Stella Correa, admira a Hoyos y es amiga de Ordóñez:


(empieza en el minuto 7:00)

Eso habla muy mal de Correa – una persona medianamente decente tendría que tener un daño cerebral severo para ser amiga de un intransigente, intolerante y fanático (y estúpido) como Alejandro Ordóñez.

Catalina Ruiz-Navarro prácticamente resume todo el problema en su columna de preguntas para la señora Hoyos:

Estos funcionarios han emitido comunicados oficiales con información falsa sobre nuestros derechos sexuales y reproductivos, como que la anticoncepción de emergencia es abortiva, que el misoprostol (un medicamento de uso frecuente en las IVE) no está aprobado por la OMS y que el aborto no es un derecho. Estas mentiras tienen efectos concretos, como que el misoprostol no esté incluido en el POS, que los funcionarios públicos no se sientan obligados a garantizar una IVE y que se intente sacar a la anticoncepción de emergencia del mercado. Estas mentiras son un peligro para la salud pública y un atentado contra la dignidad y la autonomía de las colombianas, pues no podemos decidir por entero sobre nuestro cuerpo si no tenemos la información correcta. No disponer de información veraz sobre nuestra salud sexual y reproductiva nos deja en un medioevo desinformado y puritano; uno que parece ser el proyecto de país del actual procurador que, por cierto, por estos días también anda circulando información falsa sobre la dosis personal.

La razón de ser de la Procuraduría y de la tutela es la misma: defender y garantizar nuestros derechos fundamentales. Con la denuncia de Hoyos se presenta una paradoja peligrosa: el mismo funcionario que debe defender nuestros derechos ataca la herramienta más eficaz que tenemos para reclamarlos. Esto sienta un precedente que nos afecta a todos, pues la próxima vez que un ciudadano quiera interponer una tutela tendrá que estar preparado para enfrentarse con una demanda penal por reclamar de manera legítima sus derechos.

Sorprende que Hoyos no nos denuncie a las otras 1.200 tutelantes. Yo quiero preguntarle a la procuradora delegada: ¿por qué no me denuncia penalmente a mí que también creo y he dicho públicamente que usted dice mentiras para sabotear nuestros derechos? ¿Le parece que exigir mis derechos equivale a injuriarla? ¿No le da un poquito de vergüenza haber contratado como abogado a una joyita como Jaime Lombana, de quien circulan oscuros rumores sobre su trato a las mujeres? ¿No cree que a mí me ofende mucho más pagar su sueldo, de mis impuestos, para que usted difunda información tergiversada y persiga a quienes tratan de hacer el trabajo que usted no hace? Y finalmente, ¿con qué cara se postula como candidata a la Corte Constitucional cuando sus acciones ponen en peligro el mecanismo de la tutela, la herencia más preciada de la Constitución del 91?

Si esa nazi queda en la Corte Constitucional -que precisamente se trata de proteger los Derechos Fundamentales-, podremos dar por terminado el Estado social de derecho, y ni se diga del Estado laico, que siempre fracasó estrepitosamente en este país.

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