En Montería, capital del departamento de Córdoba, los inquilinos del ancianato Asilo Perpetuo Socorro están ilusionados porque podrían estrenar una nueva sede, a la que el alcalde le ha invertido 200 millones de pesos.
Ahora resulta que esa platica se perdió, en vista de que no hay un obispo que firme el contrato:
Correa prendió las alarmas, toda vez que el último plazo para trasladar a los ancianos se vence en octubre, pero si los trabajos de adecuación de la nueva sede no se inician el próximo mes, se corre el riesgo de que se pierdan los recursos.
El Alcalde notificó de esta situación a la Junta Directiva del Asilo, pero la respuesta que recibió es que la única persona autorizada para firmar el convenio por esa suma de dinero es el Obispo de Montería, y en la ciudad no hay Obispo desde hace casi un año cuando fue trasladado monseñor Julio César Vidal.
Esto es lo que pasa cuando se encarga a las supersticiones de funciones que le corresponden al estado.
Por otra parte, si la Iglesia es la que maneja el ancianato, ¿por qué están pagando por él los contribuyentes de Montería?
(vía Roberto Rivero)