Ahora, con la noticia del caníbal de Miami, Rudy Eugene, su madre y su novia, han salido a defenderlo. Y resulta que el caníbal era una perita en dulce, una mansa paloma, que no le habría hecho daño a nadie, porque al parecer era muy devoto:
“Él amaba a Dios. Siempre leía la Biblia. Él le transmitía conocimientos sobre la Biblia. Dondequiera que iba llevaba su Biblia. Cuando se fue tenía su Biblia en la mano”, dijo la novia.
“Ese no era él, era su cuerpo, pero no era su espíritu. Alguien le hizo esto”, dijo WFOR citándola.
Que él fuera devoto no hacía nada por aumentar su altruismo, sólo las probabilidades de ser mentalmente desequilibrado… que es lo que terminó pasando.
La creencia en dios es la primera causa de muertes en toda la historia de la humanidad, además de ser la excusa perfecta para discriminar y diseminar el odio. No sé cómo alguien podría utilizarla para argumentar que otra persona es buena.