Hay un capítulo de la Biblia que dice que el crédulo podrá manejar serpientes. Así como cuando uno juega con hámsters, o cachorros, los analfabetos pastores de cabras de hace más de dos milenios creían que había alguna cantidad de fe suficiente para garantizar que una persona ordinaria adiestrara a estos reptiles mejor que lord Voldemort.
Y resulta que ahora esta estupidez se ha cargado otra vida, y hay un serio agravante en este caso particular:
Mack Wolford, uno de los manipuladores de serpientes más famosos pentecostales en Appalachia, fue enterrado el sábado en un servicio de bajo perfil en su iglesia de West Virginia, una semana después de sucumbir a una mordedura de serpiente que fue noticia en todo el país.
Varias decenas de familiares, amigos y miembros de la Casa de Wolford de la iglesia del Señor Jesús en la pequeña Matoaka llenaron el salón sencillo para el servicio, que duró poco más de una hora. A petición de la viuda del pastor, Fran Wolford, a los medios de comunicación se les prohibió el interior del edificio.
El propio padre de Wolford fue un manejador de serpientes, que murió a causa de una mordedura de serpiente en 1983.
Mack Wolford, que tenía 44 años, fue mordido por su serpiente cascabel de color amarillo en un evento evangelístico en un parque estatal a unas 80 millas al oeste de Bluefields, en el extremo sur aislado de Virginia Occidental.
A él le gustaba el manejo de serpientes en los servicios de adoración, pero es una tradición que ha matado a cerca de 100 practicantes desde que comenzó en las colinas al este de Tennessee en 1909.
Así es: ante la más obvia y resplandeciente muestra de evidencia, el hecho de que su propio papá murió por creer tremenda idiotez, Mack decidió arriesgar innecesaria e idiotamente su vida, manejando serpientes, sólo porque la Biblia le enseñó a evadir la realidad y negar los hechos.
¡La religión lo envenena todo!
(visto en WWJTD)
