Esta semana se trató de las Farc utilizando a Roméo Langlois a quien privaron de la libertad y lo obligaron a tomarse unas vacaciones, para que le entregara una carta a Hollande pidiéndole que intervenga y él se negó:
El presidente francés, François Hollande, dijo este viernes que no tiene “por qué interferir en la vida política de Colombia”, como se lo sugirieron las Farc, al tratar de comprometerlo con un proceso de paz.
La posición de Hollande se conoció después de su reunión con el periodista francés Roméo Langlois, quien fue liberado por esa guerrilla el pasado miércoles, luego de 33 días en cautiverio.
El comunicador, que tras quedar en libertad viajó a su país para reunirse con Hollande, le entregó una carta enviada por las Farc, en la que, según el mismo Langlois, pide que otros países intervengan en la búsqueda de la paz en Colombia.
Esto es muy hipócrita por varios motivos. En primer lugar, ¿por qué iba Langlois a entregarle la carta de sus victimarios al Presidente de su país? ¿Quién en sus cinco sentidos y libre de un síndrome de Estocolmo se vuelve mensajero de sus secuestradores?
En segundo lugar, hay que recordar que tanto la retórica de las Farc, como la de sus auxiliadores civiles, como la de los que tienen la utópica idea de terminar el conflicto de manera dialogada siempre se centra, entre otras cosas, en rechazar el intervencionismo extranjero en los asuntos del país.
¿Qué pasó esta vez? ¿Acaso no es Francia otro país soberano, un miembro del G8, un país desarrollado, un malvado imperialista?
Ahh, no, lo que pasa es que esta vez la intervención no fue pedida por el Gobierno legítimamente constituido sino por los terroristas y no queremos criticarlos, ¿cierto?
Afortunadamente en el puesto se encuentra Hollande ya que su respuesta es más de lo que habríamos podido esperar con Uribe y con Sarkozy. Hace algunos años, el enanito francés le pidió al colombiano que liberara a un terrorista y sin pensárselo dos veces, así lo hizo Uribe. Tampoco nadie se molestó con la “intervención” en ese entonces.
Puede que las intervenciones sólo sean molestas cuando se tratan de ayudar al país a progresar o a combatir terroristas. Pero que estos queden libres o consigan que los presidentes extranjeros negocien por ellos, eso no molesta a nadie (!).