Y en su última columna se fue lanza en ristre contra los transgénicos, así alegremente, confundiendo ciencia con capitalismo y expresando su oposición a una tecnología que permitirá paliar el hambre en el mundo y mejorar las cosechas:
En países como Alemania, la Corte Constitucional respaldó la posición del movimiento que aboga por una agricultura libre de GMO, declarando constitucionales normas que imponen altos estándares de responsabilidad y el registro público de cultivos OGM. La Corte dijo que se justifican porque el estado del arte en la ciencia no permite conocer los riesgos a largo plazo de los OGM, tal y como viene advirtiendo la FAO.
Primero, valga notar el recurso retórico que conduce a error. ¿La Corte “respaldó la posición del movimiento que aboga por una agricultura libre de GMO”? ¿Significa eso que la corte prohibió los transgénicos? No, no lo hizo. Aprobó unas restricciones, pero la agricultura alemana no quedó “libre de GMO” (que es como estar “libre de vacunas”, o “libre de electricidad”).
Ahora, pasando a lo del “estado del arte en la ciencia”, el dizque argumento de la FAO. No sé qué entiendan la FAO o la corte alemana o Botero por “largo plazo”, pero se han servido más de 3.000 platos transgénicos desde hace más de 25 años y hasta el momento, no han causado ni un resfriado común. Nada, cero, nothing, rien. No es que se pueda decir lo mismo de la agricultura orgánica (si es que se quieren tomar en serio eso de “soberanía y seguridad alimentarias”).
Y es que ese es otro punto: la columna de Botero apesta a buensalvajismo lo que Lindsay Lohan a alcohol. Ella dice:
Los TLC con Canadá y EE.UU. soportan recientes desarrollos legislativos para privatizar y permitir el monopolio de semillas modificadas genéticamente, en detrimento de las tradicionales y ancestrales de comunidades indígenas, afro y campesinas.
…
En Colombia el tema supone también debatir entre el enfoque y los principios que se derivan de asumir una posición pro propiedad privada (empresas que buscan un monopolio de explotación) o colectiva (propia de esfuerzos de comunidades tradicionales que han realizado mejoramiento de manera consuetudinaria, considerándolo un recurso compartido) y/o por investigaciones previas financiadas por el Gobierno.
No. Las semillas transgénicas no van en detrimento de “las tradicionales y ancestrales de comunidades indígenas, afro y campesinas”. ¡¡Las mejoran!! Por cierto, ¿hay semillas de las comunidades afro o sólo fue ahí como por meter minorías y ganar más adeptos a la causa de la anticiencia? Porque de ser así, bien pudo haber incluido las semillas de comunidades LGBTI, al fin qué más da. Lo que sea necesario con tal de cargarse la ciencia.
Porque como si no fuera suficiente, todas estas patrañas vienen de esa transnacional de la mentira que es Greenpeace. La petición que Botero pide que las personas firmen dice:
A escala mundial, la biotecnología OGM/Terminator es cuestionada y prohibida en muchos países del mundo y por reconocidos movimientos ambientalistas, entre ellos Greenpeace .
Bueno, pues los de Greenpeace no son más que ecotalibanes y delincuentes en potencia, que se regodean en su ignorante ludismo autocomplaciente. En la misma Alemania, allá donde la corte restringió los transgénicos, Greenpeace se ha valido de medias mentiras y verdades torcidas y retorcidas para seguir promoviendo su agenda anticientífica. Así que me tiene sin cuidado si Greenpeace decide prohibir o cuestionar los transgénicos – lo mismo que si los cuestiona un neanderthal.
Por todo esto siento una terrible decepción con Carolina Botero, a quien hasta hoy admiré por la batalla que ha liderado contra las industrias culturales y sus intentos de perpetuar sus monopolios. Ese respeto y esa admiración los perdió hoy mismo, cuando ante mis reclamos, me respondió por Twitter que ella tenía sus argumentos y que debían ser respetados (!):
@PequenoHereje @Daosorios temas tiene argumentos pro y contra, importante es poder presentarlos (mios corte alemana y fao x ej)+ respetarlos
— Carolina Botero (@carobotero) June 1, 2012
Pues no sólo se me da fatal respetar las mentiras y las falacias, sino que además no las dignifico llamándolas “argumentos”. No se pueden poner al mismo nivel de los verdaderos argumentos, la razón y el método científico.
Por último, debo decir que lamento mucho que Carolina haya respondido de esa manera. Ella es la cabeza visible, la líder, de un movimiento que se ha ganado el respeto a nivel nacional e internacional por perseguir una causa justa. Ella debería ser más responsable con sus palabras, en vez de ir dando opiniones alegremente porque lo dice una corte o una pandilla de neoluditas.
La tecnología, esa por la que tanto lucha Botero, es producto no de ninguna corte o de unos publicistas con alma de matones, sino de la Ciencia. Valdría la pena que sus ansias de respeto se enfocaran más en ella.