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No, Victoria, no hay monstruo del dinero

La ultraderecha no conoce ningún tipo de límites éticos o morales. Ahora, después del fraude de Zeitgeist, siguen intentando convencer a la gente de que “el dinero es deuda”.

Y lo han conseguido. Ahora la izquierda le ha lavado el cerebro con esas mentiras a una pobre niña canadiense, Victoria Grant, a quien van presentando como una “experta económica”, con tan sólo 12 años de edad. Afortunadamente existen personas que han estudiado economía, como William Watson, quien ha sido profesor de Economía de McGill desde 1977 y es columnista del Ottawa Citizen y del Financial Post. En su columna del Post es donde le corrige la plana a Victoria, explicándole que no hay monstruo del dinero:

¡Las cosas que se ven en el Internet! Lo último que se volvió viral -bueno, no exactamente viral todavía, sólo bacteriano hasta el momento- es una denuncia del sistema financiero de Canadá por Victoria Grant de 12 años de edad, de Cambridge, Ontario. “Experta financiera de 12 años de edad se convierte en sensación de YouTube“, dice el sitio web de la CTV. “Victoria Grant, de 12, da conferencias para explicar cómo la banca canadiense es un fraude”, escribe The Huffington Post. “Niña de doce años de edad ofrece crítica mordaz a los bancos canadienses”, entona The Globe and Mail. Debido a que la mayoría de la gente piensa que a los bancos canadienses les ha ido bastante bien últimamente, al menos en comparación con todos los otros bancos en el mundo, uno está obligado a preguntarse cuál es el secreto de Victoria.

Si buscan en Google “Victoria Grant”, obtendrán 68 millones de visitas y son llevados directamente al reciente discurso de la joven señora Grant a algo llamado el Instituto de la Banca Pública . (“Victoria Grant bancario canadiense” sólo obtiene 6.2 millones de visitas, por lo que la fama es relativa – debe haber otras Victoria Grant por ahí.) El Instituto de Banca Pública es una organización de EEUU creado en enero del 2011 para fomentar precisamente eso: los bancos estatales , preferiblemente al menos uno por estado, con el mandato de prestar dinero a las empresas y, presumiblemente, no cubrir nada. Es un mensaje que, como cualquier mensaje contra los bancos en estos días, tendrá un atractivo populista de gran alcance – un “populista” siendo mejor definido como una persona que no tiene ni idea, pero está enojado como el infierno de todos modos.

OK, así que hacemos click en el vídeo de Victoria y ¿qué obtenemos? Lo primero que obtuve, aunque no lo crean, fue un anuncio para el Bank of Nova Scotia. El algoritmo de anuncios de Google o YouTube debe haber descubierto que las personas interesadas en una charla de una niña de 12 años sobre la banca canadiense también apreciarían una sutil referencia de un banco canadiense de calibre de .500.

Necesitan un algoritmo más sofisticado. Una de las primeras frases de Victoria es que “los bancos y el gobierno se han puesto de acuerdo para esclavizar económicamente a los habitantes de Canadá” -¡”esclavizar”!- y ella insta a su público, que en esta versión del discurso, es de hecho estadounidense, a “enfrentar a su gobierno para detener este acto criminal contra el pueblo de Canadá”. Los bancos privados, nos enteramos, son como los mercaderes que Jesús echó del templo: “Están estafando y robando a la gente de Canadá [y] por lo tanto [también] su libertad y tienen que ser detenidos”.

Escuchar un lenguaje tan venenoso de una niña bonita, al parecer, encantadora y sin duda bienhablada es, por decir lo menos, chocante.

¿Cuál es su historia? Está inspirada en las teorías monetarias de Gerald McGeer (1888-1947), exalcalde de Vancouver, exdiputado y exsenador, cuya contribución a Canadá, Victoria dice, “es probablemente el más grande de nuestra historia” – lo que, aparte de a John A. Macdonald, sorprenderá a aquellos de nosotros que, lamento decir, nunca habíamos escuchado hablar del alcalde McGeer.

Otros sitios de Internet dejan claro que al Sr. McGeer no le gustaba la banca privada. Él y Victoria siguiéndolo, piensa que la banca privada es un fraude. Cuando tomas una hipoteca, explica, el banco crea el dinero haciendo click en una tecla y generando “dinero falso de la nada”. Bueno, sí, eso es verdad para cualquier sistema bancario de “reserva fraccionaria”. Incluso antes de que fueran regulados, incluso antes de que hubiera un Banco de Canadá, los bancos entiendían que no tenían que mantener reservas iguales a la cantidad total de dinero que habían prestado: Ellos podían contar con que la mayoría de los depositantes no aparecerían la mayoría de las veces para sacar su dinero todos a la vez. Lo que significa que, como cualquier introducción a la economía monetaria les dirá, los bancos sí pueden “crear” dinero.

A pesar de que hemos tenido tanto la inflación como la deflación desde que se inventó la banca de reserva fraccional, el alcalde McGeer y Victoria ambos creen que este sistema crea necesariamente inflación. Como resultado del engaño, hay menos dinero “real” para los canadienses para “gastar en nuestra economía” y el que hay se usa para “llenar los bolsillos de los bancos”.

El mayor “crimen”, sin embargo, tiene que ver con la deuda pública. Hasta la década de 1970, se nos dice, el gobierno pidió prestado directamente del Banco de Canadá. Como resultado, la deuda de Canadá fue sostenida en un “nivel constante, manejable”. Pero entonces el gobierno comenzó a tomar prestado de los bancos, que le cobraban tasas de interés mayores, tal vez incluso tasas de interés de “monopolio”, y eso explica por qué la deuda pública neta es ahora de más de $ 800 mil millones de dólares.

Bueno, en realidad, no, no lo explica. Tenemos una deuda pública muy grande porque, a partir de la década de 1970 y continuando durante tres décadas completas, nuestros gobiernos gastaron más en todo tipo de cosas, incluidos los intereses, de lo que recolectaban en impuestos. Cada año de 1975-76 hasta 1986-87, la década en la que realmente nos metimos en problemas por la deuda, el déficit federal superó los pagos federales de intereses en un total acumulado de $ 65 millones. Las utilidades bancarias sobre los intereses no fueron el problema. El gasto en intereses, o incluso en la supuesta prima de “monopolio” que estábamos pagando sobre el interés no fue el problema. El problema fue la idea, todavía muy popular, desde el parlamento griego hasta las calles de Montreal, que los gobiernos no tienen que pagar sus facturas.

La solución de Victoria es que en lugar de pagar las tasas del mercado, el Gobierno debería pedir prestado directamente del Banco de Canadá y pagar sólo las tasas simbólicas de interés. Debido a que el Gobierno es dueño del Banco, los ingresos fiscales que recauda para pagar ese interés serían entonces inyectados de alguna manera directamente dentro de la economía. En otras palabras, dinero literalmente impreso sería puesto en circulación para cubrir el déficit del Gobierno. Pero, ¿cómo es que eso no es inflacionario?

Como cualquier asesor de comunicaciones les diría, no hay absolutamente ningún beneficio en hablar mal de una telegénica niña de 12 años. Victoria parece una chica genial. Sus padres deben estar muy orgullosos de ella. Pero si el resto de nosotros sigue su consejo sobre política monetaria, nos mereceremos plenamente el desastre que se produzca.

Ella recicla la basura libertariana de la más rancia derecha… ¡¡para defender tesis de izquierda!! Aunque más vale el odio al rico que la coherencia ideológica. Creo que antes de hacer estas cosas deberían aprender un poco mejor los principios básicos de la economía. Uno de ellos dice que a mayor cantidad de dinero circulante, mayor la inflación.

(visto en Chamanomics)

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