Por estos días llegaron unos familiares del exterior, así que toda la semana he estado yendo a reuniones familiares que se alargan hasta bien entrada la medianoche. Habrán notado que a partir de las 6 p.m. prácticamente no respondo y hay que esperar hasta el otro día.
Pues bien, ayer, dentro de todo, fue el cumpleaños de mi tío y fuimos a su casa a celebrárselo. Como recién estoy empezando en el mundo laboral, yo llegué tarde y me insertaron en una conversación que no entendía muy bien.
Uno de mis tíos, el más corpulento, se había cogido las manos por detrás de la espalda y me había pedido que tratara de hacerlo perder el equilibrio tan sólo empujando sus manos hacia el piso. Sobra decir que no conseguí hacerlo.
Luego me pidieron que pusiera mis manos en mi espalda baja y mi tío, el cumpleañero, consiguió hacerme perder el equilibrio sin mucha dificultad.
Luego, tanto a mi tío yankee como a mí nos dieron sendos vasos de agua y nos pidieron que la bebiéramos sin ningún afán. Al terminar de beber, nos pidieron repetir el ejercicio. Esta vez yo pude con mi tío Hulk, y ni él ni el cumpleañero pudieron hacerme perder el equilibrio.
Esta maravillosa agua fortalecedora se la debíamos a Nikken.
Cuando mi tío me empezó a explicar su funcionamiento, por supuesto, mi sentido arácnido se activó y me pareció que lo más probable era que mis familiares hubieran sido embaucados por estafadores.
Lo que mi tío me mostró fue una garrafa de agua, que al interior tenía unas piedras color marrón con manchas blancas, que se suponía que de alguna forma ‘purificaban’ el agua.
Después, esa agua era pasada a una especie de licuadora grande que, según me dijeron, removía los radicales libres que vienen con el agua corriente, y cambiaba sus cargas iónicas, con lo que el agua era más rápidamente asimilable por el cuerpo y era despojada de todo su potencial de causar cáncer. Vamos, el tipo de cosa que diría un magufo.
A falta de pruebas, y sintiéndome más atraído por la discusión sobre política que iniciaba en el seno de mi familia -y que tuvo un desenlace frustrante, con la expresión de muchos puntos de vista conservadores-, pospuse para hoy el cuestionamiento escéptico de este producto milagro.
Y claro, ya hoy, puedo decir que realmente mi tío fue estafado (¿qué tal ese mensaje para una tarjeta de cumpleaños?). Hasta donde sé, todo lo que le dijeron a mi tío es sencillamente imposible, debido a las propiedades del agua.
Antes que nada, hay que recordar que la molécula del agua está conformada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, a través de enlaces covalentes, que dificultan la existencia de electrones desapareados, que son los que forman los radicales libres.
Por otra parte, el pH del agua es neutro y presenta un equilibrio de autoionización, así que agradecería mucho que alguien me explique cómo es que revolver el agua durante nueve minutos a una velocidad constante, de repente invierte las cargas eléctricas de los iones negativos.
El ejercicio en el que participé con mis tíos, según me dijeron, era el de la energía y está claro que mis sentidos me jugaron una mala pasada. Creo que mis tíos fueron víctimas de un sesgo de confirmación. Y tengo la impresión de que este testimonio no irá a engrosar las filas de los testimonios de Nikken Colombia, que es lo único en lo que se basan para sustentar su afirmación de que sus productos funcionan. Ni una sola referencia científica.