Además de toda la fantasía que rodea su ridículo y abominable cuento de hadas, otra de las mentiras de la Iglesia Católica es esa de que respeta las instituciones democráticas de los países y el laicismo consagrado en las Constituciones.
Esta empresa criminal debería ser viuda del poder, sin embargo asistimos a su entronamiento en nuestras instituciones supuestamente laicas. Para la muestra, el testimonio de un ateo bogotano que sufrió el acoso de un socerdote, en complicidad con la Policía:
El padre Adolfo Vera López de la iglesia de Lourdes en Bogotá, me ha interrumpido un acto artístico de dos músicos chilenos que interpretaban sonidos de la costa este de África, en la plazoleta de esta iglesia, que es un espacio público, echándoles la policía y estos obedeciendo órdenes de la ignorancia. Ahora el arte callejero resulta que es estorbo para este cura. Además es palpable la represión en la que vivimos pues los policías no se retiraron hasta que estos artistas abandonaran el parque de Lourdes y los espectadores que habíamos siempre una cantidad considerable vimos como nos atropellaban sin poder reclamar, porque sencillamente así es y punto. No más estos tipos de abusos. Las religiones que se mantengan al margen, que no se entrometan más en las vidas de los otros.
Al parecer, el señor Vera López necesita unas cuantas lecciones sobre qué es público, qué es privado y sobre cómo él no tiene ninguna jurisdicción sobre lo primero.
Y esos policías necesitan ser despedidos y que se les abra un proceso penal por abuso de autoridad.