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Homofobia en el Concejo de Barranquilla

La religión lo envenena todo, y las políticas públicas simplemente son su presa favorita.

En cualquier momento tenemos idiotas en los puestos de representación, promoviendo toda la discriminación y el odio que una religión puede sembrar en esas podridas mentes, echadas a perder por la superstición. Es lo que le pasó a Esther Molinares y Máximo Acuña, concejales de Barranquilla, que pretenden perpetuar la discriminación en el Plan de Desarrollo, tal como lo ordenan sus amos mentales:

El motivo de la discusión fue el punto 7.6 del artículo 7 del Plan, que relacionaba el Programa de promoción de la convivencia, el respeto y el reconocimiento de la población LGBTI, el cual “Busca coadyuvar por el respeto y la protección de la población LGBTI del Distrito, a través de espacios y jornadas de formación y promoción de sus derechos, con el fin de fomentar su participación activa en la sociedad y el reconocimiento de su diversidad”. Adicionalmente se contemplaba un proyecto de “Capacitación y asesoría para la convivencia y el respeto de la Población LGBTI”.

Las palabras formación, promoción y fomento, en opinión de quienes rechazaron de tajo la iniciativa, terminaban promocionando este tipo de comportamientos.

La controversia se dio luego de que la concejala Esther Molinares propusiera la eliminación tanto del artículo como del proyecto, a lo cual el concejal Oscar David Galán le refutó argumentando que si se trataba de un plan de desarrollo para una Barranquilla incluyente mal hacía el Concejo en no reconocer que estas personas son víctimas de la discriminación.

“Quiero dejar claro que respeto la identidad sexual de las personas aunque no lo comparta porque yo profeso el cristianismo y fui elegida por el pueblo cristiano. Pero respeto a estas personas que han tomado la decisión de tener una vida sexual diferente. Pero como concejala, propuse que se eliminara el artículo del Plan porque consideraba que estaba creando un programa para esta comunidad y que tenía unos enunciados como fomentar y promocionar a este tipo de grupos y de la misma manera en el articulado que existiría un proyecto de capacitación y asesoría para la convivencia , con lo cual no estoy de acuerdo porque el Concejo aprueba normas acuerdales y para el respeto de los derechos está la Constitución”, sostuvo.

En cambio lamentó que el Plan de Desarrollo le diera un espacio independiente a la población gay que no es minoría, el cual no se le dio a los afrodescendientes, y otros grupos poblacionales.
En consecuencia el artículo fue modificado y sólo se estableció que el Distrito garantizaría el respeto y la inclusión de estas personas en la ciudad.

Sin embargo el más radical en sus apreciaciones fue el cabildante Máximo Acuña, quien cuestionó duramente el artículo. “El Estado tiene el deber de proteger la familia y por mi condición religiosa no puedo fomentar un acto de corrupción. No comparto que se fomente el desarrollo de una cultura que traerá un comportamiento lesivo para las futuras generaciones de Barranquilla. Y si bien no tengo nada contra los homosexuales ni los discrimino, tengo el deber moral de dirigir una política pública acorde con a Ley de Dios”, sentenció.

En cualquier momento, este inescrupuloso personaje empezará a vender a sus hijas como esclavas, política muy acorde con la ley de su pestilente, megalomaníaco, estúpido, discriminador, truhán, vil, capullo y cretino dios.

No es de sorprender que personas sin ningún tipo de calidad intelectual no sepan distinguir entre lo que es una minoría y lo que es un grupo discriminado (aunque estas dos condiciones concurran en gran parte de los casos).

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