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Lo que puedo afirmar del atentado contra Fernando Londoño

Ayer se atentó contra el Héroe de Invercolsa, Fernando Londoño Hoyos, en un ataque bomba que segó la vida de dos de sus escoltas y de varios inocentes que estuvieron en el lugar y el momento equivocados, a las 11 de la mañana de ayer, a la altura de la calle 74 con avenida Caracas.

No me alcanzan las palabras para empezar a describir cuánto repudio estos hechos, así como también las amenazas que ha venido recibiendo desde hace unos días Piedad Córdoba.

Ninguno de los dos es santo de mi devoción. Por el contrario, me parecen personajes repugnantes, pero prefiero trescientas veces que vivan y sigan promoviendo sus injustas y aberrantes ideas de sociedad, a que sean callados de la manera más vil y autoritaria que puede existir, silenciando sus voces para siempre. No es que valore positivamente lo que tengan que decir, es que valoro positivamente el hecho de que puedan promover sus imposturas sin que eso les cueste la vida.

No sé quién perpetró estos hechos, pero lo que sí puedo decir es que eran previsibles las reacciones. Básicamente hay dos grupos. Los que sospechan que fue el Gobierno (o la derecha) y los que creen que fueron las Farc (a quienes encasillan como de “izquierda”).

En primer lugar, no hay suficientes elementos de juicio para decir que fueron los unos o los otros (y ojalá la Fiscalía consiga esos elementos prontamente).

En segundo lugar, creo que sólo aporta al problema el andar especulando. Por ejemplo, en Twitter alguien mencionaba que es sospechoso que se trate de culpar a las Farc. No, no lo es. Es normal, cuando su modus operandi siempre ha sido el de no tener ningún respeto por la vida humana.

Otro caso fue el del análisis de La Silla Vacía, que está lleno de pensamiento ilusorio:

Precisamente porque el Marco beneficiaría a la guerrilla sería muy torpe que la guerrilla atentara hoy contra el exministro Londoño. Primero, porque si bien este abogado fue muy importante en el comienzo del gobierno de Álvaro Uribe, cuando ideó las controversiales Zonas de Rehabilitación y Consolidación, logró que el Congreso aprobara el Estatuto Antiterrorista que luego se cayó en la Corte Constitucional e impulsó el primer proyecto de Justicia y Paz, que luego se archivó porque era una amnistía de facto para los paramilitares, hoy no jugaba un papel político importante.

Su programa radial de la Hora de la Verdad ha sido una tribuna constante para denunciar los crímenes de la guerrilla y ha sido uno de los críticos más vehementes del Gobierno de Juan Manuel Santos, a quien apoyó durante las elecciones. En particular, de la Ley de víctimas y del Marco para la Paz.

Aunque por todo lo anterior es evidente que las Farc tendrían razones para odiar a Fernando Londoño, no les conviene atentar contra él hoy. Es previsible que este atentado crea un ambiente adverso para la discusión del Marco para la Paz, que es una condición ineludible para que ellos puedan eventualmente sentarse a negociar con el Gobierno.

A ver, una cosa es que en ese medio alternativo quieran que el conflicto se termine por la vía del diálogo, y otra cosa muuuuy distinta (y por muuuy distinta quiero decir “radicalmente diferente”) es que la guerrilla quiera eso.

De hecho, no es que sus actos sean torpes – es que no les interesa la paz. Es una organización mafiosa, que se lucra de la estúpida prohibición de las drogas -mejor dicho, son capos, y se dan lujos que envidiaría cualquier pequeño-burgués- y alimentan su imagen de guerrilla de izquierda por medio de una retórica de la Guerra Fría y un montón de reclutas a los que adoctrinan en la filosofía marxista asegurando así que renunciarán a lo que vendría a ser un salario o un pago justo de honorarios. Vamos, el sueño de cualquier anarcocapitalista: un ejército de idiotas útiles para cuidar su negocio, literalmente a sangre y fuego, sin que tengan que darles ni siquiera un salario mínimo.

Visto así, lo que hace la guerrilla no es torpe (ni de izquierda). Pretender que la guerrilla quiere buscar la paz, o que les importa la vida humana, o que les importa algo más que las ganancias que puedan sacar del narcotráfico, es puro y simple pensamiento ilusorio. Con ellos, todo gira alrededor de eso.

De hecho, es más que eso. Es engañarse a sí mismos, en vista de que el propio grupo terrorista dijo que no renunciaría a la lucha armada y cuando han prometido cualquier cosa que parezca remotamente positiva, han roto su palabra. A ellos no se les puede creer nada de lo que digan, sin importar si el cabecilla de turno escribe con florituras o al estilo telegrama. Eso no cambia el hecho: ¡son mentiras!

Así que sería muy amable de parte de todos los comentaristas y analistas, si dejaran de lado la especulación y se atuvieran a los hechos. Ya llegará la hora de asignar responsabilidades, pero insistir en ilusorias tesis no le hace un servicio a nadie, y ciertamente no se lo hace a la verdad.

Por cierto, El Tiempo hizo un resumen del prontuario de Londoño, por si les intersa…

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