Resulta que la Catedral Primada de Bogotá tiene un problema: el órgano de tubos no funciona.
Afortunadamente para ellos, pueden contar con el Gobierno. Resulta que se hicieron dos consultas, una con una firma alemana y la otra con una catalana. La germana fue pagada por la Curia, y la otra… mejor enterarse con las palabras de la ministra de Cultura, Mariana Garcés:
La española la asumió el Ministerio de Cultura. Los costos fueron: dos tiquetes aéreos desde España a Colombia y el alojamiento y la alimentación de los dos expertos, durante aproximadamente cuatro días.
Posteriormente a eso, ellos hacen el informe, cuál es el estado del órgano y qué se requiere para su reparación. La empresa se llama grensing es tal vez la empresa más reconocida en la contratación de órganos.
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Lo que nosotros queremos es que la Catedral tenga un maestre de capilla.
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Nosotros vamos a aportar para ese proyecto son mil millones de pesos, en un convenio con la Catedral Primada. Son ellos los que tienen que hacer el esfuerzo de conseguirse la plata adicional, porque la recuperación del órgano completo vale dos mil millones de pesos.
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Ojalá nosotros tuviéramos los recursos para restaurar todo el patrimonio que está en manos de la Iglesia a lo largo y ancho de Colombia, tanto en bienes inmuebles como en bienes muebles.
Así es: el Gobierno le regaló mil millones de pesos a la Iglesia Católica, multinacional que a pesar de que no paga impuestos, insiste en moldear la política pública, perpetuando la discriminación y los prejuicios en las leyes del país.
¿Qué le pasa a la ministra Garcés? ¿Acaso no considera suficientes los fondos que recibe de diezmos la Iglesia para querer repararles todos sus bienes muebles e inmuebles? ¿Acaso no hay en el país problemas más importantes, como personas muriéndose de hambre, desplazados por la violencia, personas que lo han perdido todo por el invierno, como para despilfarrarlo en templos a la ignorancia?
Garcés podría argumentar, como parece que lo hizo en la entrevista con La W, que todo esto es para impulsar los coros infantil y gregoriano. ¡Eso sólo lo hace peor! ¿A qué adulto, en pleno siglo XXI, se le ocurre dejar a un montón de niños en un lugar infestado de curas?
¿Por qué la “cultura” que se está pagando con el dinero de todos, es la cultura católica y el reclutamiento infantil? ¿Por qué no se destinan esos mil millones de pesos a actividades culturales en las que no se le sugiera a los niños que hay una idea de dios que es preferible al resto de ideas (más cuando ese dios es particularmente represivo, vengativo, odioso, prejuicioso, fanático, intolerante y discriminador)?
(dato: Wilmer Sosa y Miguel Hernández)