En Colombia todavía se debate sobre si darle a los homosexuales los mismos derechos que un ciudadano de primera clase y en estos días esa lucha versa sobre la adopción homoparental.
Una lesbiana quiere adoptar a la hija de su pareja y el caso lo conoce la Corte Constitucional. Como cabe esperar, la Iglesia Católica hizo su oposición enviando una carta llena de sus prejuicios, ignorancia y discriminación, que rabia de homofobia. Y ahora Colombia Diversa les tiene las respuestas:
“Revisando los estudios al respecto se encuentra que la mayoría muestra que no hay diferencias entre los niños criados por padres homosexuales (frente a los criados por parejas heterosexuales), lo cual es un indicador de que no existe una razón científica para oponerse a priori a la adopción por parte de las parejas homosexuales”, dice la Javeriana.
El concepto de los Andes indica que “la investigación empírica muestra que los hijos de las parejas lesbianas, gay y bisexuales no solo no presentan déficit en el desarrollo, sino que su identidad sexual es mayoritariamente heterosexual”. Y el de la Nacional dice que “las madres lesbianas y los padres gays están en las mismas condiciones que las madres y los padres heterosexuales de proporcionar apoyo y ambientes saludables”.
Aunque tampoco cabe esperar que esto sea comprendido a cabalidad por personas que todavía creen que una paloma puede violar a una virgen y dejarla embarazada de un zombie.
En todo caso, no puedo dejar de notar que hay una especie de homofobia subrepticia cuando la principal preocupación es si los hijos de parejas homoparentales terminarán siendo gays o no. Eso no debería importar. Si un niño resulta gay, eso es tan respetable como si es heterosexual, como si le gustan las paletas o prefiere los helados en cono.
Ni el Estado, y mucho menos una mafia de vírgenes reprimidos como la Iglesia Católica, debería decirle a las personas que una orientación es preferible por encima de la otra.