Esto no me gusta ni un poquito.
Resulta que el Consejo de Estado acaba de sentar un muy mal precedente en el órgano jurisdiccional del país.
Ahora, tener una tradición cultural es la excusa perfecta para romper las leyes:
La Sección Tercera del Consejo de Estado declaró responsable a la Dirección Ejecutiva Nacional de Administración Judicial y a la Fiscalía General de la Nación por la captura y privación injusta de la libertad de un indígena Paez, procesado por recolectar hojas de coca.
En la trascendental decisión, el alto tribunal consideró que el indígena realizó esta acción en el marco de una tradición cultural, puesto que su consumo y uso para diferentes actividades hacen parte de las costumbres de su comunidad.
Ante esto se concluyó que después de analizar el caso, el indígena debe ser absuelto de todos los cargos acusados, puesto que no incurrió en ninguna actividad ilícita, al considerar que en este caso prima la diversidad cultural y de ritos.
Al indígena no se le debió capturar ni procesar porque la prohibición de las guerras viola los derechos individuales. Pero lo peor de todo esto es que lo de la “diversidad cultural” es simplemente un pajazo mental.
¿Qué van a decir cuando se trate como inferiores a las mujeres por tradición cultural? ¿Y cuando se les realice la ablación de clítoris? ¿Y cuando la tradición cultural indique que se requiere un sacrificio humano? ¿O que se debe asesinar a los homosexuales? ¿O que cuando nacen gemelos, se debe matar a uno de ellos?
¡Qué lindo que mientras la Constitución dice que nadie será discriminado por razones de religión, hay unos que por esas mismas razones tienen permitido romper las reglas y hay otros que no lo tenemos permitido!
No sé, pero que alguien pueda quebrantar las leyes por tener una superstición determinada, mientras que los otros no es lo que yo llamo discriminación por razones religiosas.
Desde que el relativismo cultural infectó las entidades estatales, ya no existe “igualdad ante la ley“.