Parece que me alegré muy prematuramente por la decisión del Distrito de permitir que este fin de semana los bares abrieran hasta las cinco de la mañana.
Al parecer, y no entiendo muy bien por qué, la administración Petro se ha retractado de esas declaraciones que significaban un primer paso del regreso de nuestras libertades civiles:
Siete horas después que la Administración Distrital informara que este fin de semana la rumba en Chapinero iría hasta las cinco de la mañana, como parte de un plan piloto, se retractó.
La Secretaría de Gobierno, a través de un comunicado de prensa, informó que el plan piloto para la ampliación del horario de rumba se hará en tres fases y aclaró que este fin de semana la rumba es hasta las tres de la mañana y no hasta las cinco como se había dicho.
En resumen, hasta nueva orden seguimos con el Bogotá Style: menos libertades civiles y menos trabajo para las autoridades (que al parecer monitorearán la zona, lo que es más de lo que hicieron las administraciones pasadas).
Sólo espero que esas tres fases se pongan en marcha cuanto antes, aunque lo ideal es que no exista el llamado “horario de rumba”.
La hora a la cuál ir a bailar y tomar debería ser decidida exclusivamente por la persona y los horarios de atención de cada local. ¿Con qué potestad viene el Gobierno a decirme a qué hora puedo hacer o no algo?
