Ayer en la noche, el Congreso de la República aprobó la ley 201 del 2012, conocida como Ley Lleras 2, que de nuevo criminaliza a los usuarios de Internet y penaliza con cárcel prácticas normales en el uso de la Red como es la retransmisión por Internet de contenidos de televisión.
Todo alrededor de esta Ley está amañado: a pesar de que esos zánganos de los congresistas sólo trabajan 22 días en toda la legislatura, sacaron el proyecto de ley adelante en menos de un mes de personas normales (esto es, que trabajamos todos los días y nos ganamos honestamente nuestro sueldo). Ahora sólo queda la sanción presidencial, que Santos llevará a cabo durante la Cumbre de las Américas, como enorme nudo rojo simbólico de la venta de la poca soberanía que quedaba en el país.
Por si fuera poco, los congresistas, salvo unas honrosas excepciones encabezadas por Camilo Romero, aprobaron la ley con un afán impresionante. Ni siquiera tienen la decencia para dedicarle unas horas de su tiempo en el que trabajan (en teoría para nosotros) para escuchar las razones por las que nos oponemos a esta retrógrada ley.
