Ahora que se supo que, mientras asistía a las citas médicas, Lula da Silva también acudía a un charlatán para tratarse el cáncer, el tema de los vendedores de humo y soluciones mágicas que no sirven ha vuelto a tomar relevancia en los medios.
La BBC revela que es algo bastante generalizado a nivel latinoamericano. La impotencia y la indignación alcanzan todo un nuevo nivel cuando los que deberían defender la ciencia, en vez de eso, dicen que no tienen problema y no ven nada malo en ello – que la ciencia y la anticiencia pueden coexistir:
Sergio Isaza Villa, presidente de la Federación Médica Colombiana (FMC), advirtió que el fenómeno ha adquirido una dimensión nueva ante lo que define como “permisividad de los gobiernos” y falta de control a la publicidad de algunos servicios.
“Hay una explosión de la oferta en nuestros países”, le dijo a BBC Mundo. “La explosión aquí en Colombia es salvaje (…) Usted vea cualquier canal de televisión de siete a nueve de la mañana y verá que le venden todo tipo de servicios, desde brujerías hasta cosas energéticas”.
Isaza Villa recordó que en toda Colombia se supo que el propio expresidente Álvaro Uribe tomaba gotas de “esencias florales” y recibía asistencia de un consejero “bioenergético” mientras ejercía el poder.
Según el médico, es necesario diferenciar las culturas y medicinas tradicionales de grupos étnicos específicos -que dijo respetar- del “manejo comercial inmisericorde” que se hace para vender masivamente productos y servicios con promesas curativas.
Agregó que la FMC abrirá una línea de investigación “para contrarrestar el efecto de ese tipo de cosas”, aunque dijo que a menudo la medicina está en inferioridad de recursos ante ese desafío multimillonario.
Y lamentablemente será un esfuerzo inútil, puesto que “el efecto de ese tipo de cosas” es la superstición y las creencias no basadas en la evidencia. El antídoto para ese veneno son el pensamiento crítico y las creencias basadas en evidencias, cuyo epítome es la ciencia, que debe ser promovida adecuadamente.
Eso significa que para contrarrestar efectivamente el pensamiento mágico y feudal de este tipo de cosas, esas culturas y esa sabiduría indígena que Izasa se da el lujo de dignificar llamando medicina y que dice respetar, deberían ser sometidas a un aguerrido ataque de desacreditación, promoviendo en su lugar la toma de decisiones basadas en la mejor evidencia disponible.
(dato: Ylmer Aranda)