La promoción de la estupidez y la superstición en este país es de nunca acabar.
Desde hace muchos años el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB) viene contratando a un chamán que dizque evitaba la lluvia. El año pasado le prendieron la idiotez a los organizadores del Mundial Sub-20 y después de todo el escándalo, este año, se contrató a 30 chamanes, desafiando el más elemental sentido común. Y no les funcionó:
La lluvia empañó el desfile inaugural del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB), que había contratado a una treintena de chamanes, que encabezaban la marcha, y tenían como objetivo evitar el aguacero.
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La lluvia se erigió como principal protagonista del desfile al hacer presencia durante la mayor parte del recorrido, pese a la gran cantidad de líderes espirituales de distintas etnias y comunidades campesinas que participaron en el evento.
Los rituales, danzas y oraciones de la treintena de chamanes que encabezaban el desfile inaugural del FITB no lograron evitar el chaparrón que cayó sobre Bogotá, aumentando así la polémica que últimamente envuelve el papel de estos personajes en actos públicos.
¡Pues claro que no les funcionó! ¡Eso es botar la plata a la caneca mientras se va promoviendo el pensamiento mágico y feudal! Es darle validez a una cantidad de afirmaciones gratuitas, que son nativas pero eso no hace que tengan ningún tipo de respaldo en la evidencia.
Lo único que podría empeorar la situación es la patética excusa que dio Anamarta de Pizarro, la directora del FITB:
¿El chamán volverá a la inauguración del festival?
No sólo a la inauguración, va a estar en todo el festival. Sin embargo, para la inauguración tenemos 30 chamanes de distintas etnias y le vamos a hacer un homenaje a nuestra cultura tradicional, pero también van a hacer un ritual para proteger el festival. Hasta tengo patrocinador privado para el chamán.
¿Y quién es el patrocinador del chamán?
Uno de la junta directiva, Jean-Claude Bessudo, que ha disfrutado y se ha reído mucho con la historia del chamán.
Cuando alguien me fue saliendo con esa excusa por Facebook me quedé con los ojos a cuadros. “Ahh, no. Es que la parte de la promoción de las creencias religiosas no se va a pagar con lo que el Estado ayude a patrocinar el evento, entonces no hay problema”.
¿No hay problema? Todo lo contrario, el problema es mucho peor, porque creen que pueden recibir dinero del Estado mientras ellos paguen por la superstición y la cosa funciona exactamente al contrario: si quieren dinero del Estado, no hay ningún tipo de promoción de amigos imaginarios, sea pública o privada.
O si no, el día de mañana ya irán todos los pederastas en potencia a pagar en los colegios públicos para poder reclutar menores.