Ohh, pobre Benedicto XVI. Le acaban de dar una mala noticia.
No, no su fuente oficial, el amigo imaginario, sino JP Morgan. Resulta que por movimientos y transacciones no muy santas que digamos, su cuenta fue cerrada. Es lo que pasa cuando uno lava dinero y comete fraude:
JP Morgan Chase está cerrando la cuenta del banco del Vaticano con una filial italiana del gigante bancario de los EEUU debido a preocupaciones por la falta de transparencia en una institución financiera de la Santa Sede, informaron los periódicos italianos.
La medida es un golpe a la movida del Vaticano para que su banco sea incluido en la “lista blanca” de Europa de estados que cumplen con las normas internacionales contra el fraude fiscal y el lavado de dinero.
El banco, conocido formalmente como el Instituto para las Obras de Religión (IOR), promulgó las reformas más importantes el año pasado en un intento de conseguir el sello europeo de aprobación y dejar atrás los escándalos que han incluido las acusaciones de lavado de dinero y fraude.
Ahora salgan a decir que hay persecución religiosa o que eso viola su libertad religiosa.
O mejor aún: no despidan a los administradores sino cámbienlos de sucursal, al fin y al cabo son humanos y el dinero ajeno no hace más que provocar.
(visto en Skeptick Money)