En estos días acompañé a un amigo a que recargara los minutos de su celular Uff. Como este operador móvil sólo vende sus minutos en almacenes de cadena fuimos al más cercano, que era el Carulla del barrio Polo Club.
Resulta que ese Carulla tiene una bahía de parqueo al lado de la cual se encuentra un CAI de policía. Y cuál no sería mi ingrata sorpresa al encontrarme con los elementos decorativos de ese CAI:
Así es: dos vírgenes María. Ya es suficiente con tener un cuerpo de policía cuyo escudo invoca un dictador celestial con una voraz sed de sangre como para que ahora también los habitantes de ese sector sean ayudados sólo si suscriben la superstición católica.
Y aunque no fuera así: la religión y el Estado no se mezclan. Los que quieran eso, bien pueden irse a Irán, Afganistán, Túnez o Arabia Saudita.
Pero lo que es en Colombia, resulta discriminatorio y debería terminar.