Mientras en Bogotá ya empiezan a sonar voces contra la estupidez de las políticas similares al toque de queda, hay otros lugares que corren con tan mala suerte de estar implementándolas.
Por ejemplo, en Soacha:
Desde el sábado 25 de febrero se volvió a implementar la medida del toque de queda para los menores de edad en Soacha los viernes y sábados, días en que los índices de atracos y riñas callejeras aumentan.
La decisión se tomó porque hay altos porcentajes de delincuencia en el municipio.
Esto es de lo más injusto de lo que me puedo enterar. Ahora los menores de edad no sólo no tienen seguridad sino tampoco libertades. ¿Es, acaso, eso justo?
¿Qué tal, si los agentes de la ley no tendrán descanso hasta que aseguren que los menores de edad pueden estar por fuera de sus casas a la hora que les venga en gana sin correr ningún tipo de riesgo? ¿No sería eso más justo? Por lo menos a mí me suena que es que estos tipos hagan su trabajo.
Y no es que Bucaramanga se quede atrás:
La cifra de adolescentes que violaron el toque de queda, que entre otras cosas le prohíbe a esta población estar por fuera de sus casas después de las 11:00 p.m., fue confirmada por el alcalde de Bucaramanga, Luis Francisco Bohórquez Pedraza, quien acompañó a los inspectores y a los agentes en la sorpresiva redada.
Todos estos jóvenes se encontraban sin la compañía de sus padres o de los respectivos tutores.
Esos niños crecerán creyendo que cada vez que el Estado no hace su trabajo, ellos deben sacrificar un poquito más sus libertades civiles. Hay algo terriblemente perverso en eso.
(dato: pirituyo)
