Si Human Rights Watch es repugnante cuando se trata de defender los derechos humanos de los embates islámicos, la ONU no se queda atrás.
Ellos, mostrando la facilidad con la que pueden hacer de sí mismos unos cretinos, quieren que los reglamentos del fútbol femenino sean cambiados para permitir los cinturones de castidad:
El Secretario General de la ONU encargado del desarrollo del deporte y la paz, Wilfried Lemke, escribió al presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, expresando el apoyo de la institución a la que pertenece, para que las jugadores islámicas puedan usar algo similar a un ‘hiyab’ con una apertura de velcro.
Lemke expresó su esperanza de que “el problema pueda ser resuelto con una solución que respete por igual las leyes del juego y las diferencias culturales, a la vez que promueva la práctica del fútbol entre todas las mujeres, sin discriminación alguna” por medio de un comunicado.
Esos límites no los han conocido ni siquiera los jugadores de Cuba, ni los de Corea del Norte.
No sé si era por ponerle un toque irónico a la situación (la religión tiene esa facilidad, de hacer que una persona que de otra manera sería decente, trivialice temas serios), pero eso de que las mujeres puedan jugar fútbol sin discriminación alguna es pura corrección política hablando.
Si la ONU realmente se preocupara por la discriminación, se habría unido a campañas que promueven las libertades en vez de los cinturones de castidad autoimpuestos gracias a un lavado de cerebro desde que las jugadoras eran menores de edad.
Apoyar el uso del hiyab y la burka es apoyar la discriminación.
¿También van a apoyar cuando los nativos latinoamericanos pidan jugar con taparrabos, cuando los nativos norteamericanos pidan que les permitan jugar con sombreros de plumas y cuando los jugadores regulares exijan que los dejen salir al campo vestidos de ejecutivos, las chinas de geishas y las japonesas de ninjas?
No, no lo harán. Esto es sólo una muestra del privilegio religioso del islam. Porque tener muchos descerebrados seguidores facilita que a uno no le apliquen las reglas que sí aplican al resto de los seres humanos y cuando alguien cuestione eso, siempre se puede salir a llorar alegando la violación de sus libertades religiosas y que son perseguidos (!).
(dato: pirituyo)