Yo no sé si estamos en la semana de las columnas de opinión estúpidas, pero esto ya me preocupa. Primero fue la monstruosidad de Spitaletta, luego el excabecilla de las Farc abogando por la salida negociada y ahora esto.
Resulta que hace unos días se descubrió que uno de los psiquiatras de Medicina Legal no era psiquiatra. Y hoy se supo que uno de los ingenieros de sistemas encargados de los archivos electrónicos, resultó no ser ingeniero de sistemas. Y Aura Lucía Mera no comprende la gravedad del asunto:
¿Se puede tratar como un delincuente y poner en la picota al falso doctor? Lo dudo, o mejor dicho, no lo comparto.
Bueno, ése es su problema. El dichoso psiquiatra falso incurrió, a sabiendas, en varios delitos. El hecho de que Mera no lo comparta es un problema menor, síntoma de uno más grave:
Este es un país en el que para llegar a ser HPP (me refiero a padres de la patria) no se necesita ni siquiera saber leer, mucho menos haber estudiado, y cosa impensable, ganado un magister o un doctorado.
Sí, y hay una razón: en la democracia todos tenemos los mismos derechos. La Ciencia no funciona así.
No es lo mismo un ignorante haciendo delirantes afirmaciones anticientíficas (el mejor ejemplo siendo los candidatos republicanos a la Presidencia de los EEUU) y otra cuestión muy distinta es la afirmación que un científico titulado pueda hacer en su área de experticia.
Constituyen, para espanto de muchos, el Poder Legislativo. Ni más ni menos. En sus manos y de acuerdo con las prebendas que les den, aprueban o mandan al saco del olvido propuestas y proyectos. Estamos en manos de los Sin Título en el Congreso.
Pues sí, porque la democracia es un concurso de popularidad, mientras que la Ciencia es un concurso de conocimientos. Es diferente. ¿Prefiere la señora Mera, que sólo puedan ser elegidos los PhD del país? ¿Volvemos al sistema griego en el que sólo podían elegirse a los que tenían cierto grado de estudios y cierta cantidad de dinero, sistema por cierto, en el que estaba proscrita la mujer?
En el caso de la Siquiatría es vergonzoso lo que sucede en Colombia. Con título, cantidad ingente de siquiatras manipulan a su antojo a sus pacientes, logrando una dependencia total y manteniéndolos dopados para seguir exprimiéndolos económicamente.
¿Y? ¿Es esa su forma de justificar el fraudulento proceder del falso psiquiatra? Esto es peor que todos esos casos, pues este tipo duró 10 años en su puesto y tuvo acceso a una incontable cantidad de casos en los que sus decisiones influyeron.
¿A cuántos inocentes habrá enviado este tipo a la cárcel? ¿A cuántos locos salvaría del manicomio? ¿Cuántas investigaciones fueron desviadas o corrompidas por su ignorancia? ¿Cuántas decisiones injustas o improcedentes se tomaron por los erróneos conceptos que emitió este tipo? ¡Y a ella le parece que no es muy grave!
Recuerdo que el doctor Álvaro Villar Gaviria, decano de siquiatras y hombre probo y vertical, me comentaba una tarde, con los ojos húmedos, la cantidad de abusos que se cometen en nombre de la “salud mental”. Afirmaba que en Colombia no existe ninguna legislación ni seguimiento para los siquiatras ni para las clínicas de “reposo” o “recuperación.
Eso puede ser una cosa, pero otra muy diferente es que dejemos de requerir unos mínimos estándares de aptitud científica a los que van a realizar investigaciones y revisar casos y tendrán en sus manos los destinos de muchas personas. Que haya psiquiatras corruptos no hace que la psiquiatría deje de ser rama de una disciplina científica, que debe ser ejercida por científicos.
A lo mejor, y lo digo de verdad, el “falso” siquiatra de Medicina Legal era mejor profesional que muchos de sus colegas titulados.
Pues podía ser… y podía ser el más mediocre de todos, pero nada de eso lo autoriza a ejercer. Sin título, no ejerce. Punto.
Si se da inicio a una investigación seria sobre los méritos profesionales o académicos de los que nos gobiernan, nos “cuidan” o nos enseñan, nos llevaríamos más de una sorpresa.
¿Y? Para ser legislador sólo hay requisitos de ley como ser ciudadano y tener más de 25 o 30 años. No es una cuestión de meritocracia.
Repito: No sé por qué tanta alharaca con el siquiatra legal. Si aquí lo que abundan son los Sin Título, en todas las ramas.
¡Perfecto! Entonces supongo que Mera no tendrá ningún problema en que su próxima citología no la haga un profesional de la salud, ni una enfermera, sino que recurrirá al obrero de construcción más próximo. Después de todo, “podría llevarse una sorpresa“.
