La Iglesia Católica está haciendo un esfuerzo inmenso para ser cada día más hipócrita. Lo que me impresiona es el cinismo característico con el que marcan todos sus comunicados en esta multinacional del crimen.
Por ejemplo, su última promoción de la censura y embate contra la libertad de expresión lo hicieron en aras de respetar a la mujer:
Por primera vez en Colombia, la iglesia le sacó tarjeta roja al reggueton, por su alto contenido de ofensas contra las mujeres y la incitación al sexo que existe en algunas letras de las canciones de este género.
Claro, porque decirle a las mujeres que no pueden disponer de su cuerpo, basados en la completa ignorancia sobre la biología y en los iletrados mitos de unos analfabetos pastores de cabras de hace dos mil años, eso sí es respetar a las mujeres.
Monseñor Rubén Salazar, Presidente de la Conferencia Episcopal, sostuvo, que no solo el reggueton estaría ofendiendo a la integridad de la mujer, la música popular también se está sumando a los géneros que se dedican a desprestigiar los valores.
¿Valores como la homofobia? ¿Como esparcir mentiras en África acerca de la supuesta ineficacia del condón? ¿O valores como apoyar a los nazis? Estoy confundido…
“La Iglesia no acepta que hoy por hoy se esté prostituyendo el arte, por eso le sacamos tarjeta roja, cómo pueden crecer los niños y las niñas con este tipo de música, con esto solo se está deformando a nuestra sociedad”, dijo al respecto Monseñor Juan Vicente Córdoba.
Pues yo no sé cómo pueden crecer los niños con los cuentos de hadas sobre un tipo que caminaba sobre el agua, resucitaba muertos, convertía el agua en vino, y que ahora resucita en obleas dentro de los centros de culto a la ignorancia de propiedad de la Iglesia Católica. Ahh, cierto: así no crecen los niños.
Y lo de la prostitución, pues sí, a nadie le gusta la competencia, pero qué le hacemos. Es el libre mercado de las ideas… y nadie debería echar a los demás a latigazos.