Mientras Guatemala y El Salvador quieren abrir el debate sobre la despenalización / legalización (términos que parece que manejan indistintamente), Colombia cree que es mejor esperar a que aquellos estados que no han perdido innumerables cantidades de vida en el conflicto expresen si quieren seguirle diciendo a sus ciudadanos qué pueden y qué no pueden hacer con sus cuerpos o si ya los tratan como adultos:
El Gobierno Nacional insistió este martes que cualquier posibilidad de buscar la legalización de la droga, como nueva arma de lucha en contra del tráfico de narcóticos, debe darse en el marco de una discusión a nivel mundial.
El ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, dijo que no es posible que de manera individual Colombia busque la implementación de una política en ese sentido.
“Mientras el debate de legalización no se dé internacionalmente y con la participación de todos los países, Colombia no tomará ni propondrá ninguna acción individual”, sostuvo Vargas Lleras en el Congreso Internacional para Autoridades Territoriales que se desarrolla en Corferias en Bogotá.
Es que la cosa debería ser al revés: Colombia, que ha sufrido en carne propia la experiencia de la fracasada guerra contra las drogas, debería estar proponiendo acciones de forma individual y esperando que los demás países paguen con su sangre esta impostura de prohibición, en vez de esperar que mientras nosotros ponemos los muertos, ellos pongan los permisos.
En fin, no es que alguna vez se deban tener altas expectativas sobre ningún gobierno colombiano.