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Oh, oh

Si no me gusta como está el sistema penitenciario actual, creo que no me va a gustar ni cinco cómo va a quedar cuando reformen el código penitenciario.

Al menos, los primeros pasos en ese sentido pintan muy oscuro:

El ministro de Justicia y del Derecho, Juan Carlos Esguerra, dijo que hace falta un código que “establezca unas condiciones que determinen un reglamento y funcionamiento de las cárceles como Dios manda y que determine unas sanciones tanto para el recluso como para quienes desde la guardia pueden haber incurrido en irregularidades”, dijo el funcionario.

Aunque no anticipó qué sanciones se van a establecer, dijo que el código se va a presentar una vez arranque el trabajo legislativo en el Congreso. Por ahora se sabe que las propuestas están siendo elaboradas por un consejo asesor y por el conjunto de abogados del Ministerio de Justicia.

Habiendo sido testigo de las diarias violaciones al estado laico en Colombia y (gracias a mis lectores) la persona que más ha condenado y denunciado este tenebroso desconocimiento del más sencillo concepto constitucional, creo que no queda muy complicado deducir que el dios al que se refiere el ministro Esguerra es el dios cristiano.

Así que por qué no nos evitamos la pantomima y la burocracia y vamos al punto. Si van a establecer un código penitenciario como el dios cristiano manda, más bien pongan la Biblia.

Ya estaremos viendo regulada de nuevo la esclavitud, establecido el sacrificio de los hijos, la prohibición de que las mujeres hablen en público, la venta de mujeres, que si una mujer es violada fue porque provocó (¡las delicias que los curas harían con eso!) y el maltrato infantil.

Yo habría anunciado un sistema penitenciario como Joseph K. manda y no como dice un vengativo, pestilente, genocida, rencoroso y estúpido dios.

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