Como les conté, empecé a trabajar en El Tiempo a finales de Enero.
La experiencia ha sido provechosa. Al terminar la Universidad, mis profesores siempre me habían dicho que “la vida real” era más complicada, que nos quejábamos mucho de todo el trabajo que nos ponían y que era por nuestro bien. Pues por el momento, prefiero “la vida real”.
Cuando salgo de la empresa, puedo venir directamente a mi casa a dormir, escribir, leer, sin pensar que al otro día tengo quiz o examen o que no he hecho una tarea o leído unas fotocopias. Nada de eso, cumplo con mi horario y los deberes asignados dentro de ese lapso y listo. ¿Cómo va a ser eso más complicado que tener un sinnúmero de materias distintas en las que cada profesor deja una tarea?
Pues ayer fue el Día del Periodista y me gustó la forma de celebrarlo. Primero, cambiaron el menú en la cafetería y anunciaron un “Festival Árabe”. Yo pensé que el menú iba a ser árabe y soñé con que hubiera espectáculo de danza árabe en la cafetería. ¿Y, pues, qué puedo decir? Mi sueño se hizo realidad:
También, al correo institucional nos llegó el siguiente de Roberto Pombo:
Apreciados colegas,
Hoy es un día en el que quiero no sólo felicitarlos y destacar la labor que hace cada uno de ustedes diariamente. Quisiera, también, compartir con una breve reflexión de lo que significa nuestro oficio como periodistas.
Más que una profesión, el periodismo es una gran pasión y, como tal, encanta, absorbe, seduce, enriquece, produce felicidad e inmensas satisfacciones. Por supuesto, existe ese lado opuesto, en donde por momentos nos sentimos frustrados, impotentes y decepcionados. Sé que muchos de ustedes comparten este sentimiento y saben que la balanza siempre se inclina hacía lo positivo; por eso enfrentamos con pasión cada día que nos permite expresarnos, con libertad absoluta, con el compromiso de informar de manera imparcial, veraz y oportuna.
Estamos en una gran organización y tenemos la fortuna de vivir en un país en donde prevalece la libertad de expresión. Arthur Miller dijo. “Un buen periódico es una nación hablándose a sí misma”. Aprovechemos la existencia de ese espacio y sigamos siendo la voz de los colombianos.
Cordialmente,
Roberto Pombo
Director General de EL TIEMPO
Y a las seis de la tarde nos ofrecieron una copa de vino, empanadas, quibbes, y rollitos. Y nos regalaron una manilla bastante singular.
Mejor dicho, el día no pudo haber ido mejor.
Muchas gracias, también, a todos los que me felicitaron ayer. ¡Hicieron parte de un día inolvidable!