Maryam Namazie, genial opositora al islamofascismo dio un discurso hace unos días sobre los eventos de estos días – la limitación de la libertad de expresión sobre la base de que “ofende sentimientos”.
Su discurso, “Las acusaciones de ofensa e islamofobia son fatwas laicas“, es simplemente maravilloso. Con gran lucidez Maryam es capaz de ver lo que está sucediendo en el mundo cada vez más estúpido y sensiblero con los sentimientos religiosos:
Ha habido una serie de recientes ataques a la libertad de expresión en el Reino Unido. Ellos incluyen a Rhys Morgan de 17 años de edad, siendo obligado a retirar una caricatura de Jesús and Mo o enfrentar la expulsión de su Sixth Form College y las exigencias del Sindicato de la UCL de que la sociedad atea quitara una caricatura de Jesús and Mo de su página de Facebook. También ha habido una amenaza de violencia, que requirió que se llamara a la policía, y la cancelación de una reunión en el Queen Mary College, donde Anne Marie Waters, mi co-portavoz de One Law For All iba a dar un discurso sobre la sharía. Más recientemente, la Unión de Estudiantes de LSE ha pasado una resolución de ‘No al racismo; no a la islamofobia” y le dijeron a la sociedad atea que quitaran su afiliación con la Unión de Estudiantes, de nuevo, por una caricatura de Jesús and Mo en su página de Facebook.
Nada de esto es nuevo. Habiendo estado involucrada en la lucha contra el islamismo y la República Islámica de Irán desde hace unos 25 años me he enfrentado a muchas amenazas, intentos de intimidación y censura, prohibición, llamados a la cancelación de eventos, y falsas acusaciones.
Sin embargo, para el islamismo, esto es un negocio como de costumbre, incluso hay una Unión de Estudiantes de universitaria que actúa haciendo de intermediaria. El islamismo ha causado estragos en el Oriente Medio, África del Norte y en otros lugares desde hace varias décadas – con la mayoría de sus víctimas siendo “musulmanes” o aquellos que son etiquetados como tal. En donde tienen poder político, los islamistas renuncian a todas las sutilezas reservadas para la opinión pública occidental sobre el “respeto” y “no causar ofensas” y encarcelan y asesinan a cualquier persona que diga lo que piensa y “ofenda” sus normas y sensibilidades.
A pesar de su historial, es absurdo cómo el debate de fondo sobre el islam y la libertad de expresión aquí en Occidente se enmarca en un contexto de ofensa, racismo e islamofobia.
De alguna manera, estas acusaciones falsas sirven al islamismo en la misma forma que la ley de la sharía les sirve donde están en el poder. Ayuda a amenazar, intimidar y silenciar la crítica y la disidencia. En mi opinión, las acusaciones de ofensa e islamofobia son el equivalente de fatwas laicas.
Es una advertencia por los poderes que sean -ya sea el estatal o la unión de estudiantes universitarios, un director de bachillerato o un empleador- de lo que es aceptable y de qué no lo es, de lo que es sagrado y no puede y no debe ser puesto en tela de juicio.
Lo retorcido sobre el uso de la ofensa para callar a la gente es que es subjetivo. No todos nos ofendemos necesariamente por las mismas cosas. Los religiosos suelen ser ofendidos casi siempre. Y los islamistas se sienten ofendidos todo el tiempo. Se ofenden si eres gay, si estás sin velo, si abandonas el islam, si escuchas música, si bailas, si tienes sexo no autorizado por la religión, si eres una mujer, si quieres estrecharle la mano a un miembro del sexo opuesto, y así sucesivamente.
Escondiéndose detrás de la excusa de la ofensa, los islamistas (y sus apologistas en las Uniones de Estudiantes, en el Gobierno, y en los medios de comunicación como The Guardian) básicamente están diciendo que debido a que es considerado ofensivo, siendo la persona que se ofende la que lo decide, ¡debes limitar tu derecho a la libertad de expresión!
Y lo que es aún más interesante es que no toda expresión ofensiva está prohibida. Lo que me ofende a mí, no está prohibido – no es que yo quiera que lo esté. Los islamistas a menudo dirán que los adúlteros deben ser apedreados hasta la muerte, que los homosexuales deben ser asesinados, que las mujeres son la fuente del caos y la fitna en la sociedad, o que debe haber dos testimonios de mujeres por cada hombre que testifique en un tribunal de la sharía porque “es la diferencia entre el cerebro de un hombre y de una mujer”. ¡Y muchos de ellos lo dicen libremente en el mismo campus de la universidad que quiere negarle a los ateos el derecho a publicar una caricatura de Jesús and Mo en sus páginas de Facebook!
Los islamistas son libres de decir lo que quieran, citando el Corán y los hádices, pero si tú o yo criticamos o nos burlamos del islamismo y su bandera del Islam, nosotros somos los que estamos causando ofensa. Imagínense.
En serio, mientras estamos en el tema de la ofensa, ¿hay realmente algo más ofensivo que el islam y la religión?
Adam Walker un portavoz de la llamada Asociación musulmana moderada Ahmadiyya de Jóvenes de la UCL, responsable de organizar contra el uso de una caricatura de Jesús and Mo por la sociedad atea, ha dicho: “El principio [de no ofender] es más importante que quién está siendo atacado – esta vez son los musulmanes y los cristianos, pero en el futuro podrían ser los mismos ateos”.
Pero no ofender no es un principio. Si así fuera, ellos serían los primeros en ser censurados porque cualquier otra palabra que sale de ellos, el Corán, los hádices la jurisprudencia islámica, así como la Biblia y la Torá … es ofensiva.
Y como si la acusación de ofensa no fuera suficiente, ellos quieren saber si fuiste “deliberadamente ofensivo”. En respuesta, hay quienes argumentan que nunca hubo una intención de ofender, o que las caricaturas de Jesús and Mo no pueden considerarse ofensivas, ya que no son “crudas” o “salvajes” como ha sostenido la revista New Humanist. O que, dado que la caricatura estaba en la página de Facebook de la sociedad atea, sólo estaba destinada a que la vieran los ateos haciéndola de alguna manera más aceptable. Algunos incluso dirán que la ofensa es un efecto secundario no intencionado.
Pero todo esto es irrelevante. Es decir, si estamos de acuerdo en que el derecho a ofender es fundamental para el derecho a la libertad de expresión. ¿Entonces por qué disculparse?
Siempre que se habla sobre el islam, hay un sinnúmero de prefectos a la espera de regañarte. Y no se trata sólo de los islamistas y sus apologistas habituales (en The Guardian, o gente como George Galloway, Unidos contra el Fascismo y el Partido Socialista de los Trabajadores) que hacen esto. Escucharás esto de muchos otros también. Estás siendo demasiado provocativo; tú siendo deliberadamente provocativo. ¿Por qué crear el Consejo de Ex-musulmanes para renunciar públicamente al islam y decir que eres atea? ¿No importa que necesites hacer esto para romper el tabú que viene con una renuncia así en especial ya que se castiga con la muerte? La blogger y atea egipcia Aliaa Magda Elmahdy nunca debió haber publicado una foto de sí misma desnuda como un grito en contra de la misoginia; la desnudez es ofensiva. Tu colega fue amenazada en una reunión sobre la ley islámica en el Queen Mary College – bien, ¿qué esperas cuando discutes estos asuntos (algo que el guardia de seguridad dijo antes de que llegara la policía)? Y así sucesivamente.
Discúlpenme, pero es mi derecho a la libre expresión, ¿no? ¿Puedo elegir cómo lo hago? Y ustedes háganlo a su manera. Por favor no negocien lo que está permitido decir en mi nombre.
De todos modos, si les gusta mi forma de expresión o no es irrelevante, tan irrelevante como lo que una mujer llevaba puesto cuando fue violada.
Este constante bombardeo de “consejos” no solicitados sólo ayuda a limitar más la expresión. En el incidente de la UCL, ‘artículos particularmente inflamatorios de la situación’, exagerándola más allá de su alcance real fueron culpados por la situación en una carta al mismo grupo Ahmadiyya que organizó en contra de la sociedad atea. Todo esto pone injustamente la culpa directamente en quienes se atreven a disentir o se niegan a consentir, ya que implica que los islamistas serían capaces de aceptar la disidencia, si las cosas fueran redactadas más educadamente.
De haber sabido que las costumbres eran todo lo que se necesitaba, podríamos haber evitado la masacre de toda una generación en Irán. Mal. Mal de nuevo.
La defensa de la libre expresión “educada e inofensiva” sólo ayuda e incita al islamismo a expensas de los que viven bajo él, oponiéndose o cuestionándolo. Y deliberada o ingenuamente, ya sea por pragmatismo u otros asuntos de interés propio, esta pobre defensa de la libertad de expresión -que no es ninguna defensa en absoluto- no reconoce la realidad de un movimiento medieval con poder político que está encabezando una inquisición islámica y que es la causa de incalculable miseria y barbarie.
A pesar de esto, causar ofensas es lo que ha venido a significar ser “discriminatorio” y “racista”. Los grupos de ateos estudiantes que han publicado las caricaturas de Jesús and Mo han sido acusados de todo, desde “acoso”, “intimidación” y “daño al bienestar de los estudiantes musulmanes”. Criticar al islam y a Mahoma es visto como “trastornar” “la armonía social”, “la inclusión”, y “la tolerancia”. ¿Quién iba a saber?
La gente, los ciudadanos ya no importan; todo tiene que ver con la inclusión y el respeto de las creencias, sin importar qué tan reaccionarias y misóginas sean.
Pero hay una importante diferencia entre el prejuicio en contra de un grupo de personas y la crítica de un conjunto de creencias. Una caricatura de Jesús and Mo no tiene nada que ver con atacar a los creyentes. Después de todo, el cómic de Jesús and Mo se burla del cristianismo y de Jesús también. ¿Por qué no aprobar una resolución sobre la cristiano-fobia similar a la ridícula resolución de islamofobia aprobada por la Unión de Estudiantes de LSE?
Bueno, sabemos por qué. Hay muchas razones para ello.
En parte tiene que ver con el racismo de menores expectativas. “Nosotros” podemos manejar la ofensa; “ellos” no pueden. Es “su cultura y religión” imputando a innumerables personas las viles sensibilidades del islamismo…
En parte tiene que ver con el clima de intimidación y temor que los islamistas han creado, lo que lleva a la censura y la autocensura.
En parte tiene que ver con la percepción de que el islam es una religión de los oprimidos acosados por parte del imperialismo de EEUU como si el militarismo liderado por EEUU y el islamismo no fueran las dos caras de una misma moneda, o que el islam es una religión de la “minoría”, como si no hubiera librepensadores, ateos y los ex-musulmanes de la “minoría”.
En parte tiene que ver con el multiculturalismo, que da supremacía a la política de identidad a costa de los individuos dentro de la homogénea “comunidad musulmana” construida, de este modo retratando y legitimando las sensibilidades islamistas como sensibilidades ofendidas de todos los “musulmanes”.
¿Han notado cómo la “auténtica” voz musulmana siempre es la más regresiva?
Esta perspectiva no ve a la mujer que se ve obligada a ir a una corte de la sharía, a la chica que no quiere usar el velo, a la joven que enfrenta violencia basada en el honor por enamorarse del chico equivocado, al hombre o mujer que es gay, al ateo y ex-musulmán o a los muchos jóvenes librepensadores y laicos, hombres y mujeres ofendiendo dentro de la “comunidad” día a día. No ve a los muchos que no se sienten ofendidos por una caricatura de Jesús and Mo o por Los Versos Satánicos, para el caso. No ve a los muchos que se burlan del islam y de sus representantes más de lo que podría cualquier caricatura. No ve la resistencia, las luchas políticas, sociales y civiles, y la política de clase.
Y esto es algo que tanto la extrema derecha y la izquierda posmodera hacen – aunque por razones diferentes. La extrema derecha culpa y usa de chivos expiatorios a todos los musulmanes por los crímenes del islamismo y la izquierda posmoderna defiende al islamismo y sus crímenes como el “derecho de una minoría musulmana”. Ambas partes se oponen o defienden el islam y el islamismo a expensas de verdaderos seres humanos vivos.
‘Respeto’ así como ‘ofensa’ es otra receta para la demarcación de lo que no se nos permite cuestionar o desafiar.
Como dijo el difunto marxista Mansoor Hekmat, “las creencias de las personas son respetables sólo para sí mismas”.
Por supuesto, los seres humanos son dignos del mayor respeto, pero no necesariamente sus creencias. Yo no respeto las creencias de la extrema derecha, fascista y racista [y por cierto el islamismo es nuestro movimiento de extrema derecha] y tampoco respeto las creencias religiosas. Esto no quiere decir que la gente no tenga el derecho a tener sus creencias. Por supuesto que sí, pero como un asunto privado. Tener el derecho a una creencia no incluye el derecho a no ser ofendido o el derecho a que su creencia sea respetada, tolerada, y considera igual e igualmente válida. Conceptos tales como los derechos, la igualdad y el respeto planteados vis-à-vis los individuos se están aplicando a la religión a expensas de las personas y sus derechos y libertades. Y es por eso que la crítica al islam es considerada erróneamente racista y discriminatoria.
La islamofobia es otro término falso y político usado para aterrorizar a la gente para que se callen, al atribuirle cualidades humanas al islam y al islamismo con el fin de excluir y considerar racista cualquier oposición o crítica. Pero la crítica, la burla, la oposición y hasta el odio de una creencia no es racismo.
En mi opinión, conceptos tales como el ofensa, el respeto y la islamofobia no están allí para proteger a los musulmanes del fanatismo, sino para proteger al islam. Que es por lo que los islamistas insisten en borrar la distinción entre musulmanes e islam o islamismo, para que puedan simular la representación y también asegurar que el islam está fuera del alcance.
Pero el islam al igual que cualquier sistema de creencias no puede estar fuera del alcance. Se Debe estar abierto a la crítica y la ofensa. Cualquier cosa que valga la pena expresar causará ofensa. Los que dicen que la expresión es ofensiva están viéndola desde su propio interés en el marco de la ofensa. Su objetivo es desafiar a aquellos que quieren cambiar las cosas en la sociedad. Se trata de un medio de control, censura y limitación de derechos.
Limitar la libertad de expresión a lo que es aceptable restringe el derecho a hablar por aquellos que más lo necesitan. Decir que el islam y el islamismo están fuera del alcance significa en primer lugar que a las víctimas y supervivientes del islamismo no se les permite hacer una de las pocas cosas a su disposición con el fin de resistir. Es decirle a la gente que necesita la libertad de expresión, que no pueden ni deben hablar.
Hay quienes dicen que la lucha por la caricatura de Jesús y Mo trivializa las verdaderas razones detrás de la libertad de expresión. Pero eso no tiene sentido. Hay una lucha colosal contra el islamismo y es la libertad de expresión la que lo está retando. En una época en que las personas son colgadas en las plazas de la ciudad por delitos contra la castidad, son enterrados en zanjas hasta la cintura o los pechos en función de su sexo y apedreados hasta morir, donde son ejecutados por delitos tales como la enemistad con Dios, nada podría ser más relevante e importante.
El progreso en todas las épocas siempre ha estado vinculado a criticar lo que se considera tabú y sagrado – con más frecuencia se ha ligado a criticar o desafiar la religión. No es diferente hoy en día. El progreso de nuestra época está intrínsecamente ligado a una crítica del islam y el islamismo.
Como ha dicho Kenan Malik: “la ocurrencia de la ofensa no sólo es inevitable, sino que también es importante. Cualquier tipo de cambio social o progreso social significa ofender algunas profundas sensibilidades. O para decirlo de otra manera: “¡No puedes decir eso!” es muy a menudo la respuesta de aquellos en el poder cuando su poder ha sido desafiado. Aceptar que ciertas cosas no se pueden decir es aceptar que ciertas formas de poder no pueden ser cuestionadas. Los seres humanos, como ha dicho Salman Rushdie, ‘forjan su futuro alegando y desafiando, y diciendo lo indecible; no por inclinar la rodilla ya sea a los dioses o a los hombres”.
Es evidente que, si no estás enojado, no estás prestando atención.
Maryam siempre tan elocuente. ¡La admiro mucho!