Algo que me ha preocupado mucho es mostrar lo crueles, brutales, estúpidas y represivas que también son las supersticiones orientales. No sólo el judaísmo, el cristianismo y el islam son peligrosos.
Sus contrapartes no occidentales suelen ser iguales o peores y he pretendido poner de manifiesto que ni el jainismo ni el budismo son más trascendentales o pacíficos. Tampoco el hinduismo, como descubrió en sus últimos minutos de vida a un joven indio:
Un adolescente de 14 años murió víctima de un sacrificio ritual en el sur de la India a manos de un grupo de lugareños que creían que la muerte del chico los guiaría a un tesoro oculto, informo una fuente policial.
El joven Ganesh fue secuestrado frente a su casa en la localidad de Nirmal, en la región de Andhra Pradesh, por un hombre identificado como Raju que en estos momentos se encuentra bajo arresto, precisó un inspector de la policía local, Mahesh.
“El adolescente fue sacrificado porque los asesinos pensaban que al matarlo durante la luna nueva podrían descubrir un tesoro repleto de oro escondido en las cercanías“, afirmó Manesh.
“Raju declaró que lo habían vendido a un tercero para eludir la acusación de asesinato, pero él parece haber sido uno de los autores de la muerte”, añadió el inspector.
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De acuerdo con datos oficiales, en 2009 -último año del que hay recuento- se registraron 186 muertes violentas relacionadas con la brujería, término que en muchos casos engloba este tipo de rituales mortíferos.
La mayoría de sacrificios humanos se dan en zonas deprimidas de la India, sobre todo en el norte y el este, donde aún existen prácticas -casi erradicadas- vinculadas a corrientes minoritarias del hinduismo, como el tantrismo.
La idiotez y el desprecio por la vida son cualidades que comparten todas las religiones. Bien vale no perder eso de vista, como tan cómoda y perezosamente hacen los multiculturalistas (que creo que vendrán a defender las muy sagradas tradiciones hindúes de sacrificar congéneres humanos).
