¿Recuerdan a Jessica Ahlquist, la niña que le hizo frente a toda su escuela y luego a todo su pueblo y consiguió que en su colegio (público) se retirara una oración que violaba la separación entre la superstición y el Estado y que le ganó ingentes cantidades de amor cristiano en las formas de amenazas de muerte y matoneo?
Pues bien, el New York Times tiene un artículo sobre ella:
Ella tiene 16 años, es hija de un bombero y una enfermera, una auto-proclamada nerd que ama Harry Potter y Facebook. Pero Jessica Ahlquist también es una atea pública que ha indignado a esta muy católica romana ciudad con una exitosa demanda para conseguir que una oración fuera retirada de la pared del auditorio de su escuela secundaria, donde estuvo colgada durante 49 años.
Un juez federal dictaminó este mes que la presencia de la oración en la Escuela Secundaria West Cranston era inconstitucional, concluyendo que violaba el principio de neutralidad del gobierno en la religión. En las semanas posteriores, los residentes han abarrotado las reuniones del consejo escolar para exigir un recurso de apelación, Jessica ha recibido amenazas en línea y la policía la ha escoltado a la escuela, y Cranston, una densa ciudad de 80.000 personas, al sur de Providence, ha palpitado con cruda emoción.
El representante estatal Peter G. Palumbo, un demócrata de Cranston, llamó a Jessica “una cosa mala pequeña” en un programa de radio popular. Tres floristas independientes se negaron a entregar rosas enviadas por un grupo nacional ateo. El grupo, la Freedom From Religion Foundation, ha presentado una queja ante la Comisión de Rhode Island para los Derechos Humanos.
“Me sorprendió”, dijo Annie Laurie Gaylor, co-presidente de la fundación, con sede en Wisconsin que ha dado a Jessica 13.000 dólares de apoyo y fondos para becas. “No hemos visto un caso como este en mucho tiempo, con este nivel de infamia y ostracismo y estigmatización”.
La oración, de dos metros y medio de altura, está empapelada a la pared en el auditorio de Cranston West, cerca del escenario. Se Estuvo colgada allí desde 1963, cuando un estudiante de séptimo grado la escribió como una especie de guía moral y la clase de graduados de ese año la presentó como un regalo. Fue un año después de un fall históricoo del Tribunal Supremo que prohibía la oración organizada en las escuelas públicas.
“Nuestro Padre Celestial”, comienza la oración, “concédenos cada día el deseo de hacerlo lo mejor posible, para crecer tanto mental y moral como físicamente, para ser amables y serviciales”. Continúa por unas pocas líneas más antes de concluir con “Amén”.
Para Jessica, quien fue bautizada en la Iglesia Católica, pero dijo que dejó de creer en Dios, a los 10 años, la oración era una afrenta. “Parecía que estaba diciendo, cada vez que la veía, ‘No perteneces aquí'”, dijo la otra noche, durante una entrevista en un Starbucks aquí.
Desde el fallo, la oración ha sido cubierto con una lona. El consejo escolar ha indicado que anunciará una decisión sobre un recurso de apelación el próximo mes.
Un amigo llamó la atención de Jessica a la oración en el 2010, cuando era una estudiante primípara de secundaria. Ella no dijo nada al principio, pero poco tiempo después alguien más -un padre de familia que permaneció en el anonimato- presentó una denuncia ante la American Civil Liberties Union. Eso llevó al consejo escolar de Cranston a celebrar audiencias sobre la conveniencia de eliminar la oración, y Jessica habló en todas ellas. Ella también empezó una una página de Facebook llamando a la eliminación de la oración (ahora tiene casi 4.000 miembros) y comenzó a investigar a Roger Williams, que fundó Rhode Island como un refugio para la libertad religiosa.
En marzo pasado, en una rencorosa reunión que el juez Ronald R. Lagueux del Tribunal de Distrito de Providence de los Estados Unidos describió en su fallo que se asemejó a “un renacimiento religioso”, el consejo escolar votó 4-3 para mantener la oración. Algunos miembros dijeron que era una pieza importante de la historia de la escuela, otros dijeron que reflejaba los valores seculares que tenían en gran estima.
El capítulo de Rhode Island de la A.C.L.U. le preguntó a Jessica si serviría como demandante en un pleito, que fue presentado al siguiente mes.
Nueva Inglaterra no es el tipo de lugar donde las batallas por la división de la Iglesia y el Estado tienden a surgir. Es la región menos religiosa del país, de acuerdo con el Foro Pew sobre Religión y Vida Pública. Sin embargo, Rhode Island es una excepción: es el estado más católico de la nación, y las polvaredas por la religión no son infrecuentes. Apenas el mes pasado, varios cientos de personas protestaron en la Legislatura después que el gobernador Lincoln Chafee, un independiente, encendió lo que llamó un “árbol de Navidad”.
En Cranston, la policía dijo que iba a investigar algunos de los comentarios amenazantes publicados en Twitter en contra de Jessica, algunos de los cuales provenían de los estudiantes en la escuela secundaria. Pat McAssey, una persona mayor que es el presidente del consejo estudiantil, dijo que las amenazas eran “totalmente inexcusables”, pero agregó que Jessica había molestado a algunos de sus compañeros de clase al burlarse de la religión en Internet.
“Su frustración más bien vino de eso”, dijo.
Muchos antiguos alumnos esta semana, dijeron que no recordaban la oración de sus días de escuela secundaria, pero no obstante sentían un apego a ella.
“Yo soy más bien un constitucionalista, pero me encuentro extrañamente en el otro lado de esto”, dijo Donald Fox, graduado en 1985 de Cranston West. “El estandarte de la oración adopta nada más que los valores que todos deseamos para nuestros hijos, sin importar a qué escuela asisten o de qué antecedentes religiosos provengan ellos”.
Brittany Lanni, quien se graduó de Cranston West en 2009, dijo que nadie había sido obligado a recitar la oración y llamó a Jessica “una idiota”.
“Si no crees en eso”, dijo, “saca todo el dinero de tu bolsillo, ya que cada billete de dólar dice: ‘En Dios Confiamos'”.
Raymond Santilli, cuya familia es propietaria de una de las tiendas de flores que se negaron a entregar en la casa de Jessica, dijo que él se negó por razones de seguridad, a sabiendas de la polémica en torno al caso. Gente de todo el mundo ha llamado para apoyar o atacar su decisión, que dijo que seguía en pie. Pero de Jessica, dijo, “Tengo una hija, y espero que mi hija sea tan fuerte como lo es ella, ¿de acuerdo?”
Jessica dijo que ella había dejado de creer en Dios cuando estaba en la escuela primaria y su madre cayó enferma por un tiempo.
“Siempre me habían dicho que si rezas, Dios siempre estará ahí cuando lo necesitas”, dijo. “Y no fue así para mí, y dudé de que hubiera sido así para alguien más. Así que sí, creo que ese era como el último paso, y después de eso yo realmente no creí en nada al respecto”.
¿Ella se identifica de alguna manera con los miembros de su comunidad que quieren que la oración se quede?
“Nunca me han preguntado esto antes”, dijo. Una pausa, y luego: “Es casi como hacer que un niño reciba una vacuna, aunque no quiera hacerlo. Es por su propio bien. Me siento como si ellos lo vieran como algo muy negativo en este momento, pero estoy defendiendo su Constitución, también”.
Pues unos comentarios al respecto. El florista, Santilli, no creo que su hija nunca llegue a ser tan fuerte y valiente como Jessica si tiene un papá tan cobarde y apocado como ejemplo. Al no entregar las flores, envía el mensaje de que el matoneo en nombre de Cristo funciona. No se da cuenta de que si quiere dejar atrás un lugar en el que no haya floristas que tengan que temer por sus vidas o sus negocios, el primer paso a seguir es desafiar la amenaza de no poder elegir libremente y sin coacción o riesgo de amenaza con quién hace negocios.
McAssey, el presidente del consejo estudiantil es un hipócrita. Primero dice que el amor cristiano, lleno de amenazas es “inexcusable” y acto seguido lo excusa: ella se lo buscó al burlarse de la religión. Muy islámica la cosa. Ya sabes, si te metes con el estúpido y vengativo amoroso dios (sea cual sea), tú te lo buscaste; después no vengas a quejarte.
Donald Fox, el “constitucionalista” que defiende la violación del laicismo establecido en la Constitución no tiene idea de lo que habla. ¿Cómo sabe él qué es lo que quieren todos y cada uno de los padres de Cranston West? ¿Hizo una encuesta o algo así? ¿Realmente todos y cada uno de ellos quieren que sus hijos renuncien a sus facultades críticas y se humillen ante un dios que, como todos los dioses, sólo le ha traído desgracias y miserias a la humanidad?
Jessica sigue contando con mi admiración y apoyo. ¡Así se pelea por el laicismo!