Si ayer fue la promoción de la superstición cristiana en las escuelas públicas, hoy tenemos a una concejal homófoba preocupada porque los niños sean enseñados a no discriminar a los homosexuales.
Esa concejal es Clara Lucía Sandoval:
Según concejal, dar clases sobre la comunidad LGBT podría estar promoviendo la homosexualidad.
Y yo no puedo más que preguntarme: ¿Y?
Si eso fuera así, que no lo es, ¿cuál sería el problema? ¿qué tiene de malo que se promueva la homosexualidad?
“A los niños hay que explicarles que existen opciones sexuales diferentes, y que quienes toman esas opciones gozan de los mismos derechos”, afirma el secretario de Educación de Bogotá, Óscar Sánchez.
El funcionario se refiere a una cátedra LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas) que esta semana abrió un debate, después de que la concejal de Bogotá Clara Lucía Sandoval (partido de ‘la U’) denunció que el proyecto se viene implementando desde el 2008 en 24 colegios distritales sin el conocimiento de los padres.
La cátedra comprende, entre otros temas, clases que explican las distintas orientaciones sexuales. Su objetivo, según el Secreatario, es “enseñar que existen personas diferentes. Este conocimiento hace la diferencia entre una sociedad civilizada y una sociedad homofóbica y violenta”.
Qué bien que ya vayamos para cuatro años promoviendo la tolerancia y el respeto a la diversidad y enseñándole a los niños que cada quien puede hacer con su cuerpo lo que le venga en gana.
Por su parte, la concejal sostiene que en estas clases “los jóvenes están expuestos a un proceso de exploración, en el que se les brinda una tercera opción sexual”, y explica que los colegios, sin quererlo, pueden terminar orientando hacia la homosexualidad.
“No soy homofóbica”, dice Sandoval, que es cristiana. Y agrega: “Respeto las decisiones privadas de la gente, pero estas no pueden pasar a lo público. No se pueden imponer realidades privadas a los seres más vulnerables, que son nuestros niños”.
¿Cómo? ¿”No se pueden imponer realidades privadas a los seres más vulnerables, que son nuestros niños”? ¿Y cuándo, entonces, Clara Sandoval se ha opuesto a los bautizos, primeras comuniones y confirmaciones? ¿No lo ha hecho? ¿Qué pasó con eso de no imponer realidades privadas a los niños?
Ahh, claro – se refiere a las realidades privadas que a ella le molestan. Pero cuando se trata de las suyas, la fábula cristiana y la heterosexualidad, entonces adelante: adoctrinemos niños.
Pues lo siento, pero eso es discriminación, homofobia.
Bill Maher supo explicar magistralmente esta homofobia subrepticia en una frase: “Hagamos un ley para que los gays puedan celebrar cumpleaños, pero a los heterosexuales se les dé más pastel. Ustedes saben, para mandarle el mensaje correcto a los niños”.
Pues aquí y ahora, lo digo: La concejal cristiana Clara Lucía Sandoval es una homófoba, por mucho que lo niegue.