La edición de diciembre de la revista Diners vino cargada de superstición a más no poder.
En su sección de Tendencias se les van 26 páginas con testimonios de personas (colombianos) que han abrazado diferentes creencias supersticiosas, cada una más falaz e ilógica que la anterior.
La sección la empieza Juan Santacruz un dizque agnóstico que pone de manifiesto aquello mismo por lo que rechazo el agnosticismo: la creencia social. Santacruz se va creyendo todo tipo de chorradas sobrenaturales entre más personas creyentes tengan.
Después viene Gloria Polo, una señora de escasas facultades críticas, con tendencia al esoterismo que volvió de la muerte. Ella, al ser golpeada por un rayo, fue hacia la luz y dice que conoció a dios. Lo que fue un funcionamiento anormal de dopamina y del flujo de oxígeno, esta señora lo interpretó como que esa criminal institución que es la Iglesia Católica estaba en lo correcto. Estuvo muerta cuatro minutos, volvió a la vida y mientras estaba en cirugía volvió a morir y esta vez fue al Infierno… para verlo unos pocos segundos y traer una amenaza un mensaje de su amoroso dios:
“Tendrás una nueva oportunidad. Esto que has visto y vivido debes repetirlo mil veces mil. Pobre de aquel que escuche éste, tu testimonio, pero no quiera cambiar y siga pecando cuando ya sabe la verdad”, le dijo la voz.
Hasta ahora no le ha llegado ni un gracias al cuerpo médico de cirujanos ni al de cuidados intensivos que le salvaron la vida y la trataron tan magníficamente que después de tener sus ovarios destruidos pudo concebir.
Y por si eso no fuera suficientemente salvaje, llega el relato de Ángela Durán de Zuluaga, otra persona con inclinación al esoterismo y una experiencia cercana a la muerte, que va por el mundo anunciando el mensaje de los ángeles, que mezcla con astrología, ley de la atracción y cuanta venta de aire de la Nueva Era pueda encontrar. Nunca estaría de más que se hiciera un examen para detectar algún tipo de trastorno mental.
Luego, María Alexandra Cabrera cuenta cómo, por amor, renunció a la idea de que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y abrazó voluntariamente sandeces del tamaño de Júpiter como la de desperdiciar los viernes por la tarde y noche, haciendo nada; y la de que las mujeres son impuras. Todo eso se lo debe a su conversión al judaísmo.
Y si de represivas y estúpidas supersticiones monoteístas del desierto con abusivos y machistas dictadores celestiales se trata, no se podía quedar por fuera el islam. Esta historia la cuenta Margarita Rodríguez en donde pretende lavarle la cara a la religión mahometana. ¿Qué puedo decir de una señora que leyó sobre ese pederasta que era Mahoma y aún así se convirtió? Si alguien piensa que soy muy rápido juzgando, a lo mejor deberían ver cómo ella considera correcto adoctrinar a sus hijos desde que son pequeños, etiquetarlos como miembros del islam (que es como inscribir a un recién nacido al Manchester United o al Partido Nazi) y no permitirles crecer libremente.
Sigue la pequeña crónica sobre María Isabel Nieto, directora de Asuntos de Gobierno de Bavaria y exviceministra del Interior. Lo suyo es la cábala. Según dicen no es una religión, sino un “complemento espiritual”. La cábala es esoterismo previo al judaísmo y como toda charlatanería de “espíritus” y “energías” y “algo superior” sirve para estafar. La que ha sido señalada de ser la “cienciología judía” se ha visto involucrada en una investigación federal. Claro que así como los católicos se hacen los de la vista gorda con la pederastia y su sistemático encubrimiento, los cabalistas también callan al respecto.
Después viene la historia del gerente de Siemens Healthcare, Fabio Alzate, que cree que, como con cualquier otra religión, su amigo imaginario tenía poderes. En este caso se trata del difunto Sai Baba. Siendo el dios creador del universo, como se decía a sí mismo, Sai Baba falló miserablemente al morir a los 85 años, siendo que toda su vida dijo que sólo moriría a los 96. No puedo ni empezar a describir lo preocupante que me parece que un gerente de una importante industria en el sector de la salud crea en estupideces como la reencarnación y adore a un tipo que se salvó de ir a la cárcel gracias a sus conexiones políticas. Muchos casos de abuso sexual y asesinato que presuntamente cometió Sai Baba quedaron sin resolver.
Entonces llega el agnóstico Carlos Gaviria, ex magistrado de la Corte Constitucional y ex senador de la República. Su aporte realmente es vergonzoso. Es el único que menciona el ateísmo… para criticarlo, exponiendo una falaz defensa de la supuesta superioridad epistemológica del agnosticismo:
Llamo ateo al que niega la existencia de Dios y cree estar en condiciones de demostrarlo. Como esa demostración es imposible, su actitud es igual, aunque antagónica, a la de quien afirma que Dios existe y que su aserto es demostrable por medios racionales o empíricos.
Agnóstico es quien, convencido de que ni lo uno ni lo otro pueden ser objeto de demostración, organiza su vida y su mente prescindiendo de esa instancia trascendental.
En primer lugar, Gaviria falla en lógica: las negaciones absolutas no se prueban.
En segundo lugar, para efectos de la discusión y siguiendo el orden de ideas del abogado, debemos suponer que también es agnóstico con respecto a la existencia de Pinocho, Supermán, Peter Pan, Snoopy, los Caballeros del Zodiaco, los unicornios, las hadas, los duendes, Darth Vader, Caperucita Roja e Indiana Jones. Al fin y al cabo es imposible demostrar que no existen – pues como dije, las negaciones absolutas no se prueban.
Creo que nunca antes he visto un argumento lógico ser torcido de tal forma que llegue a representar tal grado de insensatez.
Es entonces cuando llegan dos testimonios sobre el yoga en la India. Uno, de Nicolás, y el otro, de Alejandro Convers, que tras un accidentado viaje terminó haciendo yoga con su esposa en California.
Esa idea -falsa, por supuesto- de que las filosofías y religiones orientales son de alguna forma más trascendentales que lo que aprendemos en Occidente fue la impulsora de estas dos travesías. Espero que ninguno de los involucrados en esos viajes sufra las típicas lesiones del yoga, que en ocasiones pueden ser gravísimas. ¡Todo en nombre de trascender! Y ni empecemos con la meditación.
Para terminar hay un artículo que denuncia las barbaries tanto del islam como de las culturas y tradiciones donde predomina el islam (una pieza que haría llorar sangre a los multi-culti).
Es ahí el final de la sección de Tendencias, en la que por ningún lado se hizo mención del ateísmo. Y tampoco es que hubiera habido un colombiano famoso sobre quién hacer un reporte de esta tendencia actual del ateísmo, el militante. La tendencia del humanismo secular, comprometido con los valores ilustrados y el compromiso de hacer el bien a los demás y defender sus derechos y libertades por la sencilla pero firme convicción de que es lo correcto.
Sin amenazas de ir al Infierno ni promesas de ir al Cielo, sin dictadores celestiales ni sus sobrenaturales esbirros, sin energías, ni pseudociencia.
Sólo Ciencia, Razón y Derechos Humanos. Pero como digo, no habría habido quién, pues el ateísmo colombiano está en una situación de precariedad lamentable: entre el nihilismo misántropo de Fernando Vallejo y el timorato y apocado ateísmo de personajes como Héctor Abad Faciolince, Daniel Samper Ospina o Alejandro Gaviria.
Para cerrar esa edición con broche de oro, la última página con contenido de esa edición fue una columna de la psicóloga y columnsita María Antonieta Solórzano titulada La espiritualidad es humana. El título tiene toda la razón, ya que toda la ficción es humana. No hay cuentos de ficción inventados por chimpancés. Sin embargo, el contenido de la columna llega a unos extremos bárbaros de sinsentido.
Para Solórzano, la espiritualidad es un estado mental:
Llegar a este estado mental no es un privilegio exclusivo de los santos o filósofos, tiene que ver con el desarrollo de la inteligencia espiritual que es una posibilidad humana, inscrita en nuestra dotación neurológica que permite integrar el amor, el poder y la sabiduría. Desde luego, el ejercicio pleno de esta inteligencia, como de cualquier otra, requiere práctica y disciplina.
Otra página de la revista dedicada al disparate. Primero, no hay evidencia empírica de ese “estado mental”. Segundo no hay evidencia empírica de la dimensión espiritual ni nada que se le parezca. Eso es una mentira como un castillo. Y tercero, no hay evidencia empírica de las inteligencias múltiples. De hecho, los estudios llevados al respecto señalan que eso no existe (de nuevo, la carga de la prueba). Es como si un químico hablara basándose en la alquimia o un astrónomo explicara algo teniendo en cuenta las imbecilidades de la astrología.
Pero es su revista y no les voy a decir cómo hacerla, aunque es una lástima que haya periodistas (que por definición debemos dudar de todo) dándole espacio (¡y tanto espacio!) al pensamiento ilusorio.