Hace unos días fui invitado a participar en una discusión en LinkedIn.
El tema estaba en el grupo de Periodismo científico y divulgativo y trataba sobre la relación entre Ciencia y religión. A partir de un artículo de Victor Stenger, que decía que son incompatibles, se había formado desde hacía seis meses un intenso debate ¡y yo me lo estaba perdiendo!
Cuando llegué, la postura más popular era la de decir que la religión y la Ciencia sí son compatibles. A pesar de eso, nunca faltaba la intervención de Mauricio-José Schwarz defendiendo y argumentando la incompatibilidad, con su maestría habitual.
Pensé que él ya todo lo tenía resuelto así que no entré a comentar de inmediato, sino hasta que apareció alguien diciendo que la religión y la ciencia eran incompatibles si se trataba del cristianismo, pero que eran compatibles si la religión en cuestión era el budismo.
Mi respuesta fue un resumen de lo que ya he publicado aquí con respecto al budismo:
Sí, sí hay problema. El budismo también es incompatible con la Ciencia. El budismo sostiene que hay un ciclo de reencarnaciones hasta que se alcanza el nirvana. No hay evidencia empírica de que nadie sobreviva a su propia muerte. La reencarnación -budista o cristiana- es un invento que responde ante el miedo a la muerte. No más.
Eso por no mencionar el karma, una ley moral de causa y efecto, que el budismo propone pero tampoco hay pruebas de ello.
Estas dos ideas suponen la existencia de un juez cósmico del que, una vez más, no hay prueba empírica alguna y que además su sola existencia violaría todas las leyes naturales. ¿Dónde está la compatibilidad?
Los budistas occidentales, entonces le han restado importancia a estos elementos supersticiosos y dicen que el budismo es una forma de alcanzar al felicidad, y el principal camino para hacerlo sería la meditación. Una vez más: los estudios demuestran que la meditación sí tiene efectos positivos… los mismos efectos positivos que tiene sentarse. Y por si fuera poco, la meditación también tiene efectos negativos, que ningún budista se molesta en reconocer (¡pues vaya compatibilidad!): la meditación puede incluso agravar la depresión, la ansiedad y otras emociones negativas en algunas personas.
Incluso, los budistas exageran cualquier prueba científica para adaptarla a su superstición. Por ejemplo, la neurociencia y las ciencias cognitivas han puesto de manifiesto es que la mente es un fenómeno emergente, que es difícil de explicar o predecir en términos de sus partes. Los budistas han convertido esos resultados en “confirmación del anatta”, doctrina budista que sostiene que el “yo” es una ilusión.
Eso por no entrar a discutir la afirmación budista de que uno es más feliz si se percibe como irreal (?), que según algunos budistas, es la forma de alcanzar la armonía con todo lo demás existente. Pues yo no sé, pero percibirse a sí mismo y a los demás como irreales puede hacer que el sufrimiento humano y la muerte parezcan risiblemente triviales. ¡Pues vaya armonía!
La cosa siguió sin mucho ajetreo, hasta que alguien dijo que dejaba la discusión y que para él, el hombre siempre necesitaría religión. Eso fue algo ofensivo. Yo vivo mi vida plenamente sin religión. Así que le dije que no lanzara la piedra y escondiera la mano y la respuesta que conseguí fue que no iba a discutir conmigo porque yo no respetaba opiniones y que lo que decía estaba sustentado en las inteligencias múltiples. Resumidamente expresé que no respeto opiniones y que no hay evidencia empírica que sustente la hipótesis de las inteligencias múltiples. En el proceso comparé la creencia en un señor que habita en una nube y viola todas las leyes naturales con la demencia.
Cuando no pudieron responder a nuestros argumentos, se decantaron por decir que le negábamos el derecho a los demás a creer lo que quisieran. Mauricio fue muy claro y pidió que señalaran con nombre propio y links a los comentarios a quienes supuestamente decíamos eso.
A esto, recibió la respuesta de que junto con esa petición, debería también pedirle “a alguna persona” que presentara disculpas por llamarlos dementes.
Como el comentario de la demencia fue hecho por mí, me dí por aludido y respondí:
Que me disculpen los que se sintieron ofendidos porque comparé la demencia con su creencia en una especie de zombie judío cosmológico que a la vez era su propio padre y que violó a una palestina que a pesar de quedar embarazada siguió siendo virgen y dio a luz a su propio violador, que dice que es un padre “amoroso” y por eso nos enviará al fuego eterno a quemarnos, torturarnos, asfixiarnos por la eternidad por no creer en él y que tiene la capacidad de comunicarse telepáticamente con nosotros y quiere que nos comamos su carne y su sangre en un ritual semi-canibalesco, semi-teófago y lo aceptemos como nuestro amo mental, para que pueda remover una mancha del mal que nos fue impuesta porque una mujer-costilla le hizo caso a una serpiente parlante y se comió un fruto mágico. ¡Eso es taaaaan diferente a la locura! ¡Discúlpenme!
Lo siguiente que supe es que había una señora de 53 años haciéndome un psicoanálisis, diciendo que mi comentario estaba teñido de odio y que marcaba mi comentario como inapropiado.
Mi respuesta no se hizo esperar:
Ciertamente yo le doy más relevancia al fondo que a las formas, como le expresé a Pedro, y claramente tú no.
Yo ya resolví también esas cuestiones, pero así no lo hubiera hecho, mi argumentación no se deriva de nada de eso, sino del hecho de que yo no respeto creencias. Si alguien cree que los blancos son mejores que los negros, que los fontaneros son tontos y merecen la horca, que la Tierra es plana, en Pie Grande o algo más, está en su derecho y no seré yo quien se lo impida, pero no voy a respetar el contenido de su decisión.
Si alguien pone en público sus creencias, está muy bien, pero que no espere que estas queden cobijadas por un manto de sumo respeto. Como con cualquier otra idea, es susceptible de ser atacada, criticada y vapuleada. Si alguien no está dispuesto a someter sus creencias a eso, mejor que no las haga públicas.
Creo que el odio, el desprecio y la intolerancia son, junto con la indignación, el tratamiento mínimo que deberían recibir doctrinas totalitarias y totalizantes, que siempre han estado al lado de los dictadores y autócratas, se han opuesto al desarrollo social y en muchos casos lo han impedido, e históricamente han tratado discriminatoriamente cuando no perseguido directamente a los diferentes y subyugado a sus suscriptores, tiñendo nuestras sociedades de machismo, homofobia y un insano respeto por la superstición, que además ha trabajado siempre en contra de la investigación y divulgación científica.
Y es que si se tratara de creyenes en Pinocho, o en Zeus, o en Odín, vaya y venga, qué más da, pero los mitos que realmente se suscriben tienen una fuerte influencia aún en nuestros días. No hace un mes se aprobó la resolución 16/18 en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, propuesta por los países islámicos-teocráticos, en el que se puede perseguir la “incitación al odio y la violencia” (y recordemos que muchos se han sentido incitados al odio y la violencia con unas caricaturas en un periódico europeo o una película de no más de 10 minutos). En México quieren reformar la Constitución para darle más prebendas a la Iglesia Católica, esa misma que en por lo menos los últimos 120 años ha tapado y protegido a los pederastas de sus filas, cambiándolos de parroquia en parroquia, por no recordar que fueron ellos los que desde el Vaticano ordenaron celebrarle el cumpleaños a Hitler todos los años y le ofrecieron protección clerical a las tropas de sus estados marioneta, en donde los mismos nazis ya ni se atrevían a ir, por el horror que les causaban las filas de grupos completamente bendecidos por el Vaticano como la Ustasha de Ante Pavelic, a quien este 28 de diciembre le hicieron una misa conmemorativa. Esa misma Iglesia que hasta el día de hoy mantiene en África que los condones no sirven y con esa campaña mentirosa ayudan a propagar el SIDA, la misma Iglesia que ha hecho todo cuanto tiene a su alcance para evitar que las mujeres puedan acceder a los servicios de interrupción voluntaria del embarazo, mintiendo descaradamente y desconociendo todos los avances en biología.
Este tipo de embates, también son adoptados por los cristianos protestantes, que no sólo ven a la mujer como una máquina de reproducción, una yegua del Estado, sino además niegan la evolución, el principio unificador de la biología, y de paso desconocen los avances de la geología y la cosmología.
E incluso respetaría eso, y su discriminación contra los homosexuales, de no ser porque siempre están haciendo lobby para que sus prejuicios obtengan algún tipo de protección legal y sean impuestos a toda la sociedad, todo ello, mientras adoctrinan esbirros que les den suficiente apoyo popular, en edificios que ni siquiera pagan impuestos.
Así que considerándolo todo, creo que mi respuesta fue bastante calmada.
Lamento que con tu comentario, además, estés promoviendo la censura.
El mismo tipo que le había pedido a Mauricio que me exigiera una disculpa sacó a relucir su autosuficiencia diciendo que iba a preferir no enojarse por mis comentarios:
Podría haberme ofendido mucho por esa manifiesta declaración de odio y burla pero eso haría el juego al odio. Me basta y me sobra con que el moderador, sea quien sea, haya suprimido el post de marras. También quiero decir con toda franqueza que realmente confío y me atrevo a decir que sé que, pese a nuestras discrepancias, los defensores de la tesis de la incompatibilidad o de la compatibilidad no compartiríais nunca una actitud así la hora de expresar cualquier idea.
Ahí, yo, todavía atónito de que en un grupo que no sólo era de “periodismo”, sino también “científico” y “divulgativo” se estuviera promoviendo la censura de manera tan abierta y descarada, recibí un correo privado por parte del equipo moderador del grupo:
Estimado miembro del grupo “Periodismo Científico y divulgativo”, un comentario realizado por Ud. fue marcado como inapropiado por un miembro del grupo. El equipo de moderación ha sometido análisis la forma y el contenido de su intervención encontrando elementos que podían ofender a otros miembros del grupo y procediendo a retirarlo.
Debemos aclararle que en este grupo creemos en la libertad de expresión y por ello le agradecemos su participación y exposición de argumentos. No obstante, siendo un criterio necesario para la moderación de los participantes le pedimos que sus intervenciones sean realizadas de forma respetuosa hacia otros miembros. También le aclaramos que no es intención ni objeto del Equipo tomar partido por ninguna de las posturas y que aplicamos el procedimiento según la política de administración del grupo.
Ciertamente en ese grupo creen más en el privilegio religioso que en la libertad de expresión. Este mensaje era una completa burla y una justificación para suprimir las ideas que atacan a la religión.
Ciertamente esa no es mi idea de libertad de expresión, ni de periodismo, ni de ciencia, ni de divulgación. Por todas ellas entiendo que su naturaleza más básica es la de permitir que ideas molestas y chocantes deben tener derecho a ser expresadas.
Si algo de todo esto me alegra, es que comparto ese punto de vista con Mauricio, cuyo último mensaje al grupo fue en ese sentido:
Me opongo enérgicamente a la censura. A toda forma de censura, incluidas las consagradas en distintas leyes que penan la palabra y el pensamiento. Del mismo modo en que no habría estado de acuerdo que se borraran los comentarios ofensivos que han vertido algunos (incluyendo calumnias que se han vertido contra personas y grupos sin ningún reparo), no lo estoy en este caso. Ni en ningún otro. Las ideas son para debatirse, no para reprimirse, incluso las más repugnantes (y no son las de David, ni mucho menos), porque sólo la razón, el libre debate y la argumentación pueden ventilar su realidad o falsedad, pero nunca la represión totalitaria que se ha instaurado. Luego quemaremos libros.
@Juan Carlos: Tu aplauso a la censura me provoca un tremendo asco. Las actitudes te pueden molestar, pero ello no te da ningún derecho a cerrarle la boca a todos los que tienen actitudes que no te parecen. Deberías ser el primero en protestar, que es lo que enseña tu religión. Aquí se establecen fronteras éticas clarísimas.
Como siempre, me veo obligado a citar a Rosa Luxemburgo: “La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente”.
He dejado el equipo de moderadores y estoy considerando darme de baja en el grupo.
Este es un clarísimo caso de censura, en pleno siglo XXI llevado a cabo por usuarios occidentales de Internet, que se dicen tanto “periodistas” como “divulgadores de ciencia” y que son una completa desgracia para cualquiera de los dos grupos pues quieren proteger de toda crítica su creencia particular mientras la pregonan en público. Ahora no me vengan con que no existe privilegio religioso, porque si yo hubiera hecho ese tipo de comentarios sobre el poker, el golf, el manicure, un equipo de fútbol o un partido político, nunca habrían borrado los comentarios.
También, paradójicamente, pone de manifiesto que la religión persigue y busca callar a los que la criticamos y que sus adherentes, por muy defensores de la “libertad de expresión” que se digan, ciertamente resultan alérgicos a algo que pueda poner en entredicho su fábula, de la que dependen emocionalmente para continuar con sus vidas.
Y, también paradójicamente, creo que el hecho dice más en cuanto al tema discutido que los seis meses de argumentos acomodacionistas y NOMAticos: la Ciencia acepta afirmaciones desafiantes; la religión, no y en cambio espera un trato especial y superior.
(… y la cosa no paró ahí)