Geoffrey Pearce le envió a PZ Myers esta sencilla forma de rebatir ese disparate anticientífico:
Con regularidad se me acercan creacionistas de la Tierra joven (sí, incluso en este manicomio del pecado que es Montreal…) tanto en la calle como en casa. Si tengo tiempo trato de empezar un debate sobre la edad de la Tierra, ya que la Tierra es algo en cuya existencia ellos y yo estamos de acuerdo. Ellos me dirán que la Tierra se sitúa entre 6.000 – 10.000 años de antigüedad, y, si les pregunto, que el resto del universo es de la misma edad también. He tomado el enfoque de dar respuesta a esta afirmación sacando una impresión de la cara oculta de la Luna (adjunta, de apod.nasa.gov).
¡No puedo decirte lo útil es esto! Una vez que le han dado una buena mirada suelo señalar que casi todos los cráteres se formaron por asteroides chocando contra el planeta, y que la Luna tiene más de 250 cráteres de un diámetro de 100 km o más. Después de explicar que la Tierra tiene la misma probabilidad que la Luna de ser golpeada por asteroides grandes (tiene más probabilidades de ser golpeada, de hecho, debido a su mayor pozo gravitacional), entonces les pido que consideren lo que su escala de tiempo implica: que la Tierra debería ser golpeada cada dos décadas por un asteroide capaz de expulsar por completo un área aproximadamente del tamaño de New Hampshire (que no es nada personal contra New Hampshire). Ya que tal evento no ha sido observado y no hay estructuras de impacto bien conservadas en ningún lugar cerca de este rango de tamaño, entonces les sugiero que la conclusión más sensata es que la Tierra es mucho mayor de lo que habían pensado.
Esto puede parecer una forma enrevesada de hacer un punto sobre la edad de la Tierra, principalmente porque métodos de datación más precisos y directos que contar cráteres son utilizados para la Tierra, pero creo que puede tener una ventaja importante. En el pasado he tratado de explicarle a los creacionistas cómo se obtiene nuestra comprensión de la edad de la Tierra, pero parecen tomar la actitud de “lo que no puedo ver, no es real” al escuchar palabras como “radiactividad” e “isótopos “. Por el contrario, muchos de ellos parecían estar algo agitados después de ver esta imagen y escuchar mi explicación, con uno incluso admitiendo que la Luna se ve “muy vieja”. Además, estas imágenes son un buen punto de partida para discutir el grado en que el caos y la incertidumbre son inherentes al universo. ¡Yay!
Así toca explicarle a los que la religión les ha derretido el cerebro: con LEGO y plastilina.
