En Colombia siempre copiamos lo malo de otros países. Ahora se nos presenta una oportunidad única para aprovechar lo bueno. Resulta que con los recursos públicos de Inglaterra, EEUU y España se ha llegado tres veces a la misma conclusión (que algunos llevamos señalando hace rato): que la pseudociencia no sirve, es un gasto de dinero, una estafa y no ayuda a nadie, salvo al bolsillo de sus promotores.
Resulta que tenemos varios resultados y que bien haríamos en empezar a actuar conforme a ellos.
Por ejemplo, en Inglaterra y en España se probó que la homeopatía no funciona más allá del efecto placebo. Creo que este conocimiento resultaría de gran utilidad para el pueblo colombiano si hubiera una política pública con base en el conocimiento y no en la corrección política ni la moda.
También, el gobierno de EEUU ha comprobado que varias otras pseudomedicinas no funcionan:
Así, por ejemplo, se gastaron 374.000 dólares para estudiar la afirmación de la aromaterapia de que el olor al limón y la lavanda ayudan a cicatrizar una herida (!). Resultó que no ayudan. Otros 666.000 dólares se fueron a un estudio para determinar si la oración a distancia (!!) podía curar el SIDA (!!!). Resultó que no pudo. 406.000 dólares más se fueron para pagar un estudio destinado a valorar la idea de que las lavativas de café curan el cáncer de Páncreas. Resultó que no lo curan. Y una cifra estremecedora de 1,25 millones de dólares (!!!!) se invirtió en determinar si los pacientes de cáncer avanzado se “sentían mejor” si les daban masajes. Resultó que sí, como todo el mundo, los masajes les hicieron “sentirse mejor”(!!!!!). Incluso, 104.000 dólares se fueron a las ideas de “curación energética” de una dama que dice que lee auras. Ni cura ni ve auras.
Con esto, sin pestañear, se han tirado 2.800.000 dólares (2.121.000 euros a cambio de hoy) en cuatro afirmaciones absolutamente delirantes y una de una obviedad patente. Pero el presupuesto total anual del NCCAM es de 128 millones de dólares para este tipo de estudios. Dinero que, por cierto, siempre falta en áreas que realmente muestran promesas de ayudar a mejorar la vida de la gente, y falta más ahora que hay problemas económicos.
En otro artículo, el mismo diario informa de subsidios de un total de 1.144.000 dólares más para estudiar si los “sanadores energéticos” tienen algún efecto en la fibromialgia, el cáncer de próstata y la fatiga en supervivientes de cáncer de mama (supervivientes, aclaremos, gracias a la medicina con bases científicas, no a las alternativeces). Estos señores afirman, así sin más, que pueden detectar y manipular cierta extraña “energía universal” (algo que suena mucho como la magia, por cierto). Por supuesto, el problema es que nadie ha probado que exista esta energía, que alguien la pueda detectar o manipular ni mucho menos que tenga que ver con la enfermedad. No hay ningún indicio que haya tal energía. Y, a la hora de los estudios, tampoco funciona.
Ahora bien, ¿qué piensa hacer el gobierno colombiano conforme a esto? ¿Va a permitir que se siga timando a más y más gente, o va a cumplir con su función y perseguirá a los embaucadores?
Pues no sé… teniendo un Ministerio que se llama de la “Protección Social” (y que a la vez es el de la salud), uno esperaría que ayudaran a proteger a sus ciudadanos.