La avaricia y el ánimo de lucro son un componente fundamental de las pseudociencias. No es que las tiendas naturistas tengan esta característica de manera exclusiva.
Por el contrario, el hecho de prescindir de las pruebas de laboratorio y los exámenes de sanidad y calidad de todo tipo de productos merecen sospechas e investigaciones. También pasa en la homeopatía, basura anticientífica cuyas patrañas y afán de lucro siguen causando estragos en la salud de sus incautas víctimas:
El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) emitió una alerta sanitaria tras enterarse de que la hormona gonadotropina coriónica humana (GCH) está siendo promocionada de manera ilegal, por Internet y en centros minoristas, como un medicamento homeopático para adelgazar, aun cuando este uso no ha sido aprobado.
…
La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud han prohibido el uso de dicha hormona con esta indicación.
La sustancia también ha sido considerada ilegal dentro de las prácticas deportivas, pues ha llegado a creerse que al aumentar los niveles de testosterona mejora el rendimiento, cuando en realidad puede causar atrofia testicular.
Pero eso tiene sin cuidado a los inmorales homeópatas (perdonarán la redundancia):
Desde hace años se ha creído que el uso de esta hormona, que se produce durante el embarazo, sirve para adelgazar. Esta teoría se originó en los años 50, luego de que el endocrinólogo británico Albert Simeons descubrió que algunas personas, tratadas con bajas dosis de esta sustancia, perdían grasa en lugar de masa muscular.
A partir de sus conclusiones, Simeons diseñó una dieta baja en calorías, a la que se incorporaban pequeñas dosis de esta hormona.
Lo curioso es que el hecho de que esos estudios hayan sido reevaluados no ha afectado las ventas de la gonadotropina:
Tiempo después, un metaanálisis de estudios sobre el tema concluyó que no hay ninguna evidencia de que dicho régimen ayude a bajar de peso o a disminuir la sensación de hambre.
Pese a eso, en el mundo sigue usándose con ese fin la GCH de manera fraudulenta, en una presentación homeopática, cuyos componentes no son del todo conocidos.
Ya era hora de que el Invima se pronunciara sobre esta estafa. Ahora sólo falta que denuncie toda la homeopatía en vez de hacerlo producto por producto. Digo, por aquello de la eficiencia y el ahorro de tiempo y recursos…