Hay gente que no comprende de qué va el islam. Su eslogan de “religión de la paz” es un eufemismo para decir que son pacificadores a sangre y fuego. Imponen lo que ellos quieren porque les da paz – así sea por medio de la violencia.
Es lo que algunos no han querido entender, por ejemplo un grupo de manifestantes de las Maldivas que pedían tolerancia religiosa:
Testigos dijeron que un grupo de hombres lanzó piedras a los 15-30 manifestantes, gritando amenazas y prometiendo matarlos.
Un testigo que tomó fotos de los atacados, dijo estar “amenazado de muerte si estas imágenes se filtraban. Dijo que nosotros nunca deberíamos ser vistos en las calles o que lo sentiríamos”.
Entre los heridos en el ataque estaba Ismail ‘Khilath’ Rasheed, un controverisal blogger cuyo sitio web fue bloqueado recientemente por la Autoridad de Comunicaciones de las Maldivas (CAM) por orden del Ministerio de Asuntos Islámicos.
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Los manifestantes, que se hacen llamar “Solidaridad Silenciosa’, habían emitido anteriormente un comunicado de prensa declarando que su intención era “hacer que las Maldivas y la comunidad internacional tomen conciencia de la creciente intolerancia religiosa en las Maldivas, y para condenar la supresión aprobada constitucionalmente de la libertad religiosa . También denunciamos la utilización cada vez más del islam como una herramienta de poder político”.
Aunque no parece que esto vaya a tener mucho efecto. De hecho no se sabe quiénes son más intolerantes, si el gobierno o la oposición:
Varios monumentos dados a las Maldivas por otros países de la SAARC en la reciente cumbre de Addu han sido desfigurados o robados sobre la base de que son idolatría. El Dr. Abdul Majeed Abdul Bari, ministro islámico, ha condenado los monumentos, mientras que la oposición ha saludado a los vándalos como “héroes nacionales”.
Una valiosa lección más sobre el islam – no sólo no es de la paz, tampoco de la tolerancia (como no cabría esperar algo distinto de una religión, sino represión y fascismo envuelto en superstición).
(visto en el blog de Martin Pribble)