¿Quién diría que dios tiene un hobby? Sí, cuando descansa de estar infectando bebés africanos con malaria y enviando terremotos a Japón, a dios le gusta la salsa.
No la salsa, el condimento, sino el género musical, especialmente cuando es bailado. Incluso, los que bailan para él ganan. Así pasó con Milady Pechené y su pareja, Jhon Andrés Lucumí:
Convencida de que ese era el día de su suerte, le dijo: “Marica, ponete pilas”.
Lo abrazó, contenta, y le repitió varias veces: “Tenemos que ganar, Dios va a estar con nosotros en la tarima, ahí está Dios acompañándonos”.
Milady salió mirando el cielo y le habló para darse seguridad: “Dios, bailo para ti”.
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Volvió a tarima para participar en la categoría grupo cabaret, se vivía un ambiente de alegría entre todos, la felicitaban, y volvió a repetirles a sus compañeros: “Dios está con nosotros”.
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Me confiesa que casi nunca va a la iglesia, que una persona amiga de Jhon Andrés les habló de Dios. Al otro día, se despertó y se dijo: “Soy campeona mundial, pero eso no me cambia, debo ser igual de sencilla y humilde. Tengo que mejorar todo el tiempo, porque la meta serán más premios. De todas maneras, lo que era para mí lo fue y esa felicidad no me la quita nadie”.
Claro, porque decir “soy la preferida de dios, bailo para él y gané no por mi entrenamiento y dura práctica sino por su preferencia hacia mí” es lo más humilde y sencillo que he leído en mi vida.
Y que se jodan las naciones africanas azotadas por el SIDA, los países que están viviendo inundaciones por las fuertes precipitaciones, los policías mexicanos que se enfrentan a unos desalmados narcotraficantes, los países europeos quebrados. Primero están la salsa y el premio de Milady y Jhon Andrés.