Esto realmente es vergonzoso. Resulta que en la estación de policía de Bosa (localidad de Bogotá), unos agentes tomaron fotos durante su turno y a la mañana siguiente apareció una niña fantasma en las imágenes.
Pues bien, el respectivo trabajo de debunk ya fue llevado a cabo. No hay niña fantasma ni nada sobrenatural. Todo se trató de un programa para Android llamado Ghost Cam Spirit. (Este es un magnífico ejemplo de cómo la policía, aún con smartphones, ayuda a difundir la ignorancia y el pensamiento mágico.)
Sin embargo, hay algo de todo esto que llama poderosamente mi atención:
El Comandante de la estación ya ha mandado hacer unas misas de purificación para ahuyentar los malos espíritus del lugar.
¡Ese comandante debería ser despedido! Está violando flagrantemente la Constitución al desconocer que el Estado es laico, secular, aconfesional y no debe reconocer ninguna superstición de ningún tipo y por ende no debe contratar servicios espiritistas de ninguna índole (incluso si es de la secta más grande del país).
Si ese tipo es un completo inepto para hacer respetar el más sencillo precepto constitucional, ¿cómo se supone que lleve a cabo su trabajo de manera adecuada, que es una tarea que exige más que simplemente no darle prevalencia a un cuento de hadas por encima de otro?
¡Yo no pago mis impuestos para que los agentes de policía los desperdicien y los malgasten, en ejercicio de su cargo, dándole rienda suelta a sus creencias personales. ¿Es este tipo de gente, cuyas facultades críticas brillan por su ausencia, quien está a cargo de nuestra seguridad, por la cual velan portando armas?
De repente eso hace que me sienta aún más inseguro.
(dato: Nicolás)