En estos días pusieron una bomba en las oficinas de la publicación francesa Charlie Hebdo.
En su próxima edición, la revista publicará mensajes de solidaridad. Este es el de Maryam Namazie:
Nadie se ha atribuido responsabilidad por el bombardeo de la oficina de Charlie Hebdo, pero el ataque lleva el sello del movimiento político islámico ya que -para ellos- esto es un negocio como de costumbre y todo en un día de trabajo. Ellos ponen bombas en las oficinas, amenazan a cualquiera que critique el islam y el islamismo, y donde tienen el poder político masacran a sangre fría y en plena luz del día a los que dicen lo que piensan.
Los que condenan el bombardeo de la oficina de Charlie Hebdo mientras a la vez critican la publicación por burlarse del profeta Mahoma no están (en el mejor de los casos) entendiendo el punto (y más probablemente son apologistas de los islamistas).
Decir que ciertos tipos de expresión ofenden es una herramienta para suprimir la sociedad y es un intento de limitar los derechos. Y está relacionado con el debilitamiento de las libertades, los derechos y el bienestar social en todo el mundo. Después de todo ¿cuál es el punto de la libertad de expresión si no se puede criticar lo que se considera un tabú?
Decir que Charlie Hebdo no debe criticar al islam es básicamente decir que el islam está fuera de los límites. Es decir que a las víctimas y supervivientes del islamismo no se les permite resistir a la inquisicion de nuestra época, sobre todo porque la libertad de expresión, incluyendo el derecho a burlarse, es a menudo todo lo que tenemos para luchar.
Si no estás enojado, simplemente no estás prestando atención.
Así es: la libertad de expresión es un derecho sagrado -quizás lo único sagrado que existe- y las religiones representan una seria amenaza contra esta libertad básica.
