Algunos recordarán la historia de Mason Crumpacker, la niña de nueve años que le preguntó a Christopher Hitchens qué libros le recomendaba leer.
Ahora el Dallas News tiene una entrevista con la niña. Sin embargo, gracias a que el contenido sólo se puede acceder de manera paga, para leer las respuestas de Mason toca entrar a Towelroad, portal en donde recopilan esta parte de las preguntas y respuestas:
¿Por qué decidiste ir a una convención atea?
Pensé que sería interesante conocer a diferentes librepensadores y ver lo que pensaban sobre el mundo. Yo sólo quería aumentar mi curiosidad intelectual.
Si alguien te invita a una convención cristiana, a una budista o a una convención Hare Krishna, ¿irías?
Probablemente. Me gustaría experimentar con las diferentes religiones. A mí me gusta ver lo que ellos creen y ver si tiene sentido o no.
¿Cuál crees que es el papel de la religión en la comprensión de la gente del bien contra el mal?
La religión es una manera de conseguir que sus hijos se comporten. El mundo da un poco de miedo sin religión, para ellos, porque no saben lo que va a suceder.
¿Cómo tiene que “tener sentido” una religión?
Si alguien cuestiona [una creencia religiosa] y dice simplemente, ¿cómo sabes que esto es correcto? El sacerdote dice: Bueno, está en la Biblia, ¿no? Todo gira en torno a la Biblia. Algunas personas creen que si la Biblia lo dice, es cierto, completamente cierto. Si decido creer en algo, deben tener más pruebas.
¿Por qué decidiste que era importante hacerle una pregunta a Hitchens?
Porque yo acababa de descubrir que se estaba muriendo, y él es un hombre brillante. Y yo sentía que su conocimiento del mundo no debería ser desperdiciado, y que alguien debe continuar lo que él empezó.
¿A dónde irá él cuando muera?
A ninguna parte.
¿Te respondió en la forma en que esperabas que te contestara?
Sí. Fue muy honesto conmigo y muy, muy agradable. Creo que todos los adultos deberían ser honestos con los niños en sus respuestas y tomarlos en serio. Ellos también son personas vivas. Odio especialmente cuando los adultos me tratan como tonta.
Pues reitero mi admiración por la niña y por sus padres. Me alegra ver que hay niñas de nueve años con sus facultades críticas desarrolladas de una manera tan asombrosa.