Villavicencio, al igual que Bogotá, se encuentra en peligro de asedio religioso.
Como si el país fuera una verdadera pocilga teocrática, también allá hay candidatos haciendo campaña político-religiosa.
Por ejemplo, parece que a Luis Alfredo Arias, candidato a la alcaldía, le trae sin cuidado violar la Constitución.
Su plan de gobierno [PDF] consta de dos páginas en las que destaca:
1. Me reconozco y te reconozco como persona y te acepto en nuestras semejanzas y diferencias.
2. Pactar el respeto mutuo a nuestros derechos.
Hasta ahí todo bien.
Luego, en la segunda página se lee:
Mi alianza es con Dios y mi Pueblo
¿No que iba a respetar los derechos ajenos y la diferencia? ¿Dónde quedan los derechos de los que no creemos en su dios? ¡Qué tal que no reconociera a los otros como personas!
Y lo peor aún está por llegar:
Cuando pienso como persona y como líder político en Villavicencio, invariablemente mi corazón y mi razón me llevan a mi hijo, a los hijos de mis hermanos, de mis amigos y a todas las niñas y niños de la Ciudad. Es entonces cuando este ideario Villavicencio por la Senda del Camino Trazado, se transforma en un imperativo moral, en algo esencialmente sagrado.
Hoy tenemos una ciudad conducida por el camino de la ética y la decencia. Nos corresponde ahora dar el siguiente paso, construir una ciudad feliz donde se pueda vivir en armonía, una ciudad en COEXISTENCIA. De la mano del Padre Creador asumo el reto de ser el Alcalde de la Coexistencia y pongo en este empeño mi alma y mi vida entera.
Invocando a un amigo imaginario. Ya me imagino cómo será esa ‘coexistencia‘. Alejandro Ordóñez nos ha dado una buena muestra: hay ciudadanos de primera clase (creyentes) y ciudadanos de segunda clase (herejes para la superstición de marras). Habrá coexistencia y será en la forma de discriminación: unos tendrán privilegios y otros perderán sus derechos.
Como los está perdiendo todo Villavicencio cuando el rezandidato este menciona a dios en su campaña.
¿Te mataron los paramilitares? Ayy, lo siento. Así estaba destinado a ser. ¡Esa es la senda del camino trazado!
Todo lo detestable y asqueroso de un plan divino se puede resumir en que amputa y cercena completamente la libertad. Y hablando de libertad, me resulta curioso que este charlatán predicador, violador de la Constitución, no sea candidato del PIN -el partido paramilitar- sino del Partido Liberal.
¡Y aún hay más!
El tercer punto de su programa se rinde un poco más directamente a la estupidez:
3. Fomentar la CULTURA DE AUTOCUIDADO a través de las gestoras comunitarias en salud, la medicina tradicional y las plantas medicinales.
No feliz con pasarse el laicismo -establecido y ordenado por la Constitución- por el Arco del Triunfo, también va a promover la pseudociencia y anticiencia, basura realmente peligrosa, como si fueran remedios y tratamientos debidamente estudiados en el laboratorio, como si hubieran pasado todos los controles de calidad. ¡Vaya cretino!
Y mejor ni empiezo con su página web, templo de la desesperación en donde se cargará un fastidioso estribillo cada vez que uno haga click.
(dato: Jhoan Aguilera)