Sam Harris tiene una famosa analogía que dice así:
El presidente de los Estados Unidos ha afirmado, en más de una ocasión, estar en diálogo con Dios. Si él dijera que estaba hablando con Dios a través de su secador de pelo, esto podría precipitar una emergencia nacional. No veo cómo la adición de un secador de pelo hace que la afirmación sea más ridícula u ofensiva.
Al parecer alguien la tomó para hacer un comentario en Pharyngula que Greta Christina reencaucha y yo traduzco y difundo:
Digamos que Persona 1 cree que su secador de pelo está hablando con ella, y le dice que le dispare a cada pelirrojo que se suba al tren de las 09:04.
Y digamos que Persona 2 cree que su secador de pelo está hablando con ella, y le dice que sea voluntario dos veces por semana en un refugio para personas sin hogar.
¿Es mejor ser voluntario en un refugio de lo que es disparar a todos los pelirrojos que se suben al tren de las 09:04? Por supuesto que sí.
Pero uno todavía tiene un problema básico – que es que cree que su secador de pelo le está hablando.
Uno todavía está recibiendo su ética de un secador de pelo. Uno todavía está recibiendo su percepción de la realidad y sus ideas acerca de cómo vivir su vida, no de los valores morales fundamentales que los seres más humanos parecen compartir, no de ninguna evidencia sólida acerca de lo que disminuye el sufrimiento y aumenta la equidad y la felicidad, no a partir de sus propias observaciones y experiencias de lo que funciona y no funciona para hacer del mundo un lugar mejor… sino de un electrodoméstico.
Y eso es un problema.
Es un problema por lo que espero es una razón obvia: los secadores de pelo no hablan con nosotros. Pensar que lo hacen está radicalmente fuera de contacto con la realidad. Y espero no tener que explicar por qué deberíamos preocuparnos acerca de la realidad, y sobre si las cosas que creemos son realmente ciertas.
Creo que nunca antes lo había visto expresado de una manera tan elegante y a la vez resumida.