Una de las cosas que más caracterizan a Colombia como una Banana Republic es su incapacidad institucional para decirle no a Estados Unidos. Resulta triste, ofensivo y vergonzoso que cualquier capricho que tiene cualquier pirado en Washington es adoptado aquí como una orden -especialmente si es de un analfabeta del Partido Republicano-.
Nosotros no somos capaces de tener avances en materia social, económica o política por nuestra propia cuenta. De hecho, en estos días que se define en la ONU si Palestina puede ser reconocida o no como estado, Colombia prefirió abstenerse de votar:
Colombia se abstendrá en una eventual votación sobre la solicitud de Palestina de ser admitido como Estado de pleno derecho en la ONU, anunció en Bogotá la ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín.
La verdad, no sé que encuentro más patético. Si la decisión, o las excusas:
“Queremos que haya un Estado palestino, pero lo deseable, pensando en una paz más duradera, lo que quisiéramos, es que sea fruto de un acuerdo con Israel para que puedan vivir en paz”, expresó la canciller Holguín.
En primer lugar: así fue como hicieron Israel.
En segundo lugar y más importante: nunca va a haber un estado palestino fruto de un acuerdo con Israel. Así como nunca habría habido un estado de Israel si le hubieran preguntado a los palestinos, entonces. (Y si me preguntan a mí, debieron haber hecho Israel en un territorio que fuera expropiado en parte de Alemania y otra parte de Austria).
La titular colombiana de Exteriores consideró que no es conveniente forzar ahora una situación que en nada contribuiría a la paz en Oriente Medio.
Eso sólo sirve para comprobar que el pacifismo es la ideología política de los imbéciles.
Esto no se trata de la paz. Se trata de la soberanía que tiene un pueblo sobre un territorio para constituir legítimamente un gobierno que los defienda y guíe (y que preferiblemente no fuera Hamás ni ningún grupúsculo terrorista, sino personas con la capacidad y la comprensión de que un estado no es simplemente la protección institucional para una agenda antisemita llevada a cabo por ignorantes oscurantistas que usan de escudos humanos a individuos de sus propios pueblos).
Aunque los palestinos cuentan con una misión en Colombia, este país andino mantiene estrechas relaciones con Israel y es uno de los pocos de la región que no han reconocido el Estado palestino.
¿Y qué importa que se tengan estrechas relaciones con Israel? ¿Es que acaso esto se trata de una pelea entre niños de jardín infantil o de aportar argumentos y soportar decisiones en razonamientos, llevados a cabo por los Estados?
Aún si Colombia le diera el visto bueno a la creación del estado palestino, que debería hacerlo, seguirían las estrechas relaciones con Israel: a ellos les importa más el dinero que la poco inteligente y maniquea distinción de “país amigo” o “país enemigo”. Y si Colombia les sigue comprando armas y sigue pagando por sus servicios de entrenamiento en inteligencia y contrainteligencia, Israel no va a negarse a proveernos con eso.