En más de una ocasión he escuchado o leído esta especie de crítica que afirma que siempre que se pone el tema de las barbaries incivilizadas dentro del debate sobre el multiculturalismo, el ejemplo que siempre se menciona es el de la ablación de clítoris.
Pues bien, para aquellos que piden otros ejemplos de barbarie para usar en sus debates, espero que de ahora en adelante mencionen el planchado de senos:
Esta práctica realizada a las niñas en Camerún es vista como una forma de prevenir embarazos
Primer comentario – no funciona:
“Muchas niñas dan su testimonio a otras mamás, vienen y cuentan que a pesar de que les hicieron el planchado de los senos tienen un bebé en la casa y entonces las madres dicen que no lo harán otra vez”.
¿No es eso un alivio? No, no lo es. Esto simplemente significa que hay madres que dejarán de plancharle los senos a sus niñas porque no funciona. Uno esperaría que dejaran de hacerlo, incluso si funcionara, porque viola los derechos más básicos de los infantes. ¡Es maltrato infantil! ¡Eso debería ser lo que convenciera a cualquier persona de no realizar esta salvaje práctica! Ni siquiera se debería llegar a plantear la pregunta sobre su efectividad.
Pero ¿qué es exactamente el planchado de senos?
Para frenar el crecimiento de los senos, las madres y abuelas utilizan diferentes instrumentos, como espátulas, palos o piedras, siempre calientes. “Por ejemplo, algunas madres calientan los morteros con los cuales machacan los condimentos para hacer los masajes”, dice Arreytaku.
¿Y qué consecuencias acarrea?
Entre las posibles consecuencias físicas del “planchado de senos” el Proyecto tantines destaca “dolores atroces, abscesos, flujo de leche, insomnio, quistes, infecciones con fiebres elevadas y la desaparición total de los senos”.
Pero más allá de los efectos en los cuerpos de las niñas, Arreytaku señala que lo más grave es el resultado psicológico. “Al principio muchas creen que está bien, creen que es lo correcto, pero luego te das cuenta que tienen algún tipo de trauma”, explica.
Por cierto, Georgette Arreytaku hace parte del Proyecto Tantines, que promueve la educación en Camerún y que se ha propuesto como una de sus metas, erradicar esta salvaje tradición.
Según esta ‘tantine’, la creencia de las madres y las abuelas que llevan a cabo esta práctica es que el desarrollo temprano de los senos conlleva a embarazos a corta edad. “Ellas creen que con estos masajes las niñas serán menos atractivas para los hombres y así tendrán la oportunidad de ir al colegio”, afirmó Arreytaku.
A mí me suena a que hay un elemento religioso detrás de todo esto. Niñas, siendo violentadas en su intimidad por sus familiares, con medios increíblemente retrógrados y montaraces, para evitar el embarazo…
Es que no hay por qué desestimular las relaciones sexuales ni “hacer feas” a las niñas ante los ojos de los niños. Basta con una buena educación sexual y una explicación de cuáles son los métodos anticonceptivos, así como la multiplicación de las campañas públicas, para evitar los embarazos y que las jóvenes puedan disfrutar de una sexualidad plena y gozar de su cuerpo.