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¡¡Desintoxícate!! con algo que no sirve

Las revistas para público femenino me parecen completamente degradantes. Traen consejos estúpidos y ciertamente tratan a su público objetivo, a sus lectoras, como estúpidas, como analfabetas funcionales.

Por ejemplo, la Revista Fucsia de Publicaciones Semana trae un artículo sobre cómo desintoxicar las relaciones:

Algunas relaciones son tóxicas, no sólo para nuestras mentes sino también para nuestros cuerpos. ¿Por qué dejamos que esto pase? Si aprendes a reconocerlas y a removerlas de raíz, podemos invertir energía y tiempo en vínculos más positivos.

Hasta ahí, normal. Pero cómo proponen, con qué método sugieren que uno reconozca las relaciones tóxicas y las remueva de raíz. Ahí está, con pseudociencia:

En el psicoanálisis, las relaciones humanas están guiadas por las necesidades e influencias del subconsciente, lo que explica por qué no estamos conscientes de ellas. ‘Dos personas se reconocen las unas a las otras porque imaginan que van a encontrar lo que están buscando en el otro, eso es una nueva persona que va a satisfacer sus deseos, miedos, las cosas que les hacen falta’, sugiere Thierry Janssen, un especialista en la conexión mente/cuerpo.

Se le olvida a Janssen que el psicoanálisis tiene dos posiciones frente a la Ciencia. Ninguna de las dos es muy favorable para las incautas lectoras de la Revista Fucsia. Están los que como Popper, afirman que no es falsable, por lo que no es Ciencia. Y están los que afirman que el psicoanálisis sí es falsable y que de hecho resulta falso, por lo que tampoco es Ciencia.

Esta es la razón por la cual desarrollamos ataduras. Toma tiempo transformar este vínculo neurótico en algo más maduro y respetuoso de nuestros límites. Excepto, algunas veces, el tiempo no tiene nada que ver. Si permanecemos en relaciones tóxicas sin poder descifrarlas, esto se debe a que una parte de nosotros busca revivir el pasado.

¿Con qué evidencia empírica se cuenta para sustentar eso?

‘Nuestro subconsciente está buscando lo que conoce, no anda por territorio desconocido’, explica la psicoanalista Isabelle Korolitski. ‘En principio el vínculo que es tóxico, que nunca hemos experimentado, puede llevar a otro vínculo igual’. También destaca que la manera en la que creamos lazos con alguien que nos manipula, nos domina, o incluso, nos evita, nunca es accidental.

¿Cómo? ¿No es accidental? ¿Entonces qué es? ¿A voluntad? ¿Por poner en práctica el libre albedrío?

Una vez más, la evidencia brilla por su ausencia.

Al psicoanálisis le falta demostrar su consistencia externa e incluso varias ramas de la psicología se han encargado de señalar lo obsoleto de sus hipótesis y la falta de bases empíricas o científicas. Las críticas le han llovido desde la psicología cognitiva, la psicología evolucionista, la biología molecular, la neurobiología y la psiquiatría actual.

Freud fue un fraude y pretender lo contrario es simplemente querer tapar el sol con los dedos.

Dar consejos a partir de una pseudociencia resulta, en el mejor de los casos, ridículo, y en el peor de los casos, peligroso:

puede prevenir a los pacientes de someterse a tratamientos realmente efectivos, amén de que puede hacer un diagnóstico errado y atribuir causas estrictamente mentales procedentes de traumas sexuales de la infancia, a enfermedades que pueden tener otras causas. Además, en el psicoanálisis se corre el riesgo de implantar recuerdos falsos en los pacientes, al punto de que el psicoanalista puede convencer al paciente de que éste ha sufrido algún abuso durante la infancia, inclusive si ni siquiera lo recuerda.

A ver si los medios de comunicación dejan de poner en riesgo innecesario la salud de las personas y se toman el trabajo de publicar cosas serias, con sustento científico y empírico.

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