Y como fan de Gervais y del Humanismo, yo traduzco la entrevista:
¿De qué se trata tu nueva comedia de la BBC?
Life’s Too Short (algo así como La Vida es Demasiado Corta) es un falso documental sobre un enano del mundo del espectáculo que se ha comprometido a dejar las cámaras en su vida para darle una vuelta de 180 grados a su suerte. Warwick Davis interpreta una versión distorsionada de sí mismo. Él tiene una enorme factura de impuestos, está pasando por un divorcio y el teléfono deja de sonar con ofertas de trabajo. No es una comedia acerca de ser bajo, en absoluto. Es una comedia sobre un hombre con un complejo de hombre pequeño. Él es enojado, arrogante, manipulador, egoísta y, sobre todo, está hambriento de fama.
Supongo que he regresado al falso doc porque el realismo es adictivo. Pero si The Office refleja las pintorescas docu-novelas de la década de 1990 que seguían a la gente común en trabajos ordinarios recibiendo sus 15 minutos en el centro de atención, Life’s Too Short refleja los documentales de la actualidad. Monstruos desesperados, despiadados que viven sus vidas como una herida abierta en la búsqueda de otros 15 minutos a cualquier precio para la dignidad y la decencia.
¿Esperas que la gente se ofenda? ¿Te importa si se ofenden?
No sé por qué me harían esa pregunta. ¿Será porque el personaje central es un enano? ¿O es porque ustedes se creen el mito de que soy un comediante de choque? Voy a responder a la pregunta de todos modos.
Siempre espero que algunas personas se ofendan. Yo sé que agito plumas, pero las plumas de algunas personas necesitan un poco de agite. Y recuerden: sólo porque alguien se siente ofendido no quiere decir que tienen la razón. Algunas personas se sienten ofendidos por el multiculturalismo, la homosexualidad, el aborto, el ateísmo – ¿Qué debemos hacer? ¿Prohibir todas esas cosas? Usted tiene el derecho a estar ofendido, y yo tengo el derecho de ofender. Pero nadie tiene el derecho a no ser ofendido.
Sin embargo, nunca intento ofender activamente. Eso es grosero, inútil y francamente muy fácil. Pero yo creo que uno debe decir lo que quiere decir. Ser honesto. Nadie debe sentirse ofendido por la verdad. De esa manera usted nunca tendrá que presentar disculpas. Odio cuando un cómico dice: “Lamento lo que dije”. No lo hubiera dicho. No debería decirlo si no lo decía en serio y nunca se debe arrepentir de nada que quiso hacer. Como comediante creo que mi trabajo no es sólo para hacer reír a la gente, sino también para hacerlos pensar. Como un comediante famoso que también quiero una política de puertas estricta en mi club. No a todo el mundo le va a gustar lo que digo o le resultará divertido. Y yo no lo haría de ninguna otra manera. Hay suficientes comediantes quienes tratan de complacer a todo el mundo. Buena suerte para ellos, pero ese no es mi juego, me temo.
Esto no es una democracia. Ninguna forma de arte lo es. Me encanta el proceso creativo y me encanta ser un dictador completo cuando se trata de mi trabajo. Es a mi manera o no es en absoluto. Soy bastante darwiniano al respecto. Yo hago lo mío y sobrevivo o no.
¿En dónde trazas la línea en tu comedia, si es que lo haces?
No soy una de esas personas que piensan que la comedia es la conciencia tomándose un día libre. Mi conciencia nunca toma un día libre y yo puedo justificar todo lo que hago. No hay una línea que trazar en la comedia en el sentido de que haya cosas sobre las que nunca se debería bromear. No hay nada sobre lo que nunca se debería bromear, pero depende de la broma. La comedia proviene de un buen o un mal lugar. El objeto de una broma no es necesariamente el objetivo de la broma. Uno puede hacer bromas sobre la raza sin que ningún tipo de raza sea blanco de la broma. El racismo en sí mismo puede ser el blanco, por ejemplo. Cuando se trata de un así llamado tema tabú la angustia y el malestar de la audiencia es lo que está bajo el microscopio. Nuestros propios prejuicios y los prejuicios son a menudo los que están siendo cuestionados. No me gustan los chistes racistas. Pero no porque sean ofensivos. No me gustan porque no son divertidos. El racismo en sí mismo puede ser el blanco, por ejemplo. Cuando se trata de un así llamado tema tabú la angustia y el malestar de la audiencia es lo que está bajo el microscopio. Nuestros propios prejuicios y los prejuicios son a menudo los que están siendo cuestionados. No me gustan los chistes racistas. Pero no porque sean ofensivos. No me gustan porque no son divertidos. Y no son graciosos porque no son verdad. Casi siempre se basan en una falsedad en algún punto del camino, lo que arruina la broma para mí. La comedia es un ejercicio intelectual. No una plataforma.
Tienes otro proyecto, Afterlife (Después de la Vida). ¿De qué trata?
Se trata de un ateo que muere y va al cielo. Yo interpreto a Dios, por cierto. Pero él es un Dios un poco diferente al que ustedes pueden haber visto en Bruce Almighty y otras películas de Hollywood. Es un hijo de puta arrogante y bromista, que piensa que es la mejor cosa desde el pan tajado. (Otro período para mí como actor). En realidad él cree que es lo mejor del mundo porque, bueno, lo es. (Él inventó el pan tajado, por cierto.) También le encanta dar la bienvenida a los ateos al cielo con una engreída sonrisa en su rostro. Sin embargo, muy en el fondo, a él le caen bien los ateos. O más bien le caen bien los ateos buenos. Él admira el hecho de que eran personas morales a pesar de que no creían que alguna vez serían recompensados con la vida eterna. No es anti-religión, es simplemente diversión.
¿Qué se siente interpretar a Dios?
Es muy fácil. Se puede hacer cualquier cosa. Pero no hay que decirle a nadie cómo ni por qué lo estás haciendo. Tienes que moverte en formas misteriosas.
¿Perdiste la fe o nunca tuviste?
Yo solía creer en Dios. En el cristiano, es decir. (Hay unos cuantos miles para elegir. Pero yo nací en un país donde la religión dominante era el cristianismo, así que creía en ese. ¿No es extraño como pasa eso siempre?) Menos mal que también estaba interesado en la ciencia y la naturaleza . Y la razón y la lógica. Y la honestidad y la verdad. Y la igualdad y la equidad. A eso de la edad de ocho años yo era ateo. (Esa palabra no debería existir. No debería ser necesaria. Pero lo hace. Y lo es).
Estudiaste filosofía en la universidad – ¿qué idea filosófica ha resultado ser la más útil?
Algunas saltan en mi mente. Bertrand Russell dijo: “Nadie chismosea sobre las virtudes secretas de otras personas”. Eso se hizo más profundo una vez que fui famoso. Jaja. Y me encanta “No hay dios más alto que la verdad” – Mahatma Gandhi.
Dices que te has suavizado con los años, pero aún así te enojas. ¿Qué te está haciendo enojar en este momento?
Sólo dos cosas hacen que me hierva la sangre. Las personas que creen que Dios está de su lado y la crueldad hacia los animales. En realidad eso no es cierto. Cerca de 50 cosas hacen hervir mi sangre, pero esas son las únicas dos cosas que lo justifican y en mi opinión, deberían provocar lo mismo en todo el mundo.
Ser malinterpretado o tergiversado de ninguna manera me molesta, pero es lo que ahora llamamos un “problema de champagne”, no un problema real. Supongo que cuando uno consigue ser famoso uno cree que su reputación lo es todo, y ser incluso un poco vilipendiado realmente ofende. Después de un tiempo si se tiene éxito durante el tiempo suficiente y todavía se está cuerdo uno se da cuenta de que su reputación, tan importante como es, es lo que la gente que no lo conoce a uno piensa de uno. Sin embargo, la personalidad es lo que realmente es uno. La gente que lo conoce uno sabe eso. Esto, realmente, debería ser suficiente.
Has dicho que sólo eres “un comediante de culto que se volvió más famoso de lo que debería”. ¿A qué le atribuyes tu éxito si no es a la intervención divina?
Buen punto. Obviamente es por eso. Dios me ama. Y decidió hacer de mí un gran éxito. Es por eso que la gente siempre le agradece cuando ganan un premio. Todo tiene sentido ahora. He sido un tonto.
Salvo la defensa que hace del multiculturalismo, Ricky Gervais sigue siendo tan genial como siempre.
