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Periodistas y jóvenes que se estupidizan con el Papa

No sé qué es peor, si la parte representativa de la estupidez juvenil o la parte representativa de la adulación periodística, pero sé que hacen un trabajo fatal y escabroso cuando se mezclan, por ejemplo en esta especie de publirreportaje gratuito de El Espectador:

La presencia de jóvenes de 193 países en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid, adonde viajaron a veces haciendo un gran esfuerzo financiero, no está sólo unida a un hombre carismático, como algunos observadores afirmaban en la época de Juan Pablo II, artífice de este evento.

¿Es que fui un joven anormal? Eso sin duda, pero ir hasta donde un viejo cacreco que promueve la desigualdad y falta de libertad en el mundo es algo por el que ni el más normal de los jóvenes habría dado un peso, de lo que recuerdo de mi juventud. ¡Si hablar de religión siempre ha sido mal visto en las fiestas y reuniones sociales! ¿De dónde salen y cómo adoctrinaron a esos pobres muchachos?

Contrariamente a su reputación de duro, su sencillez y su escucha ha empezado a calar en los jóvenes, aunque el mensaje mantiene su rigor: valentía, fidelidad, desconfianza frente a las nuevas libertades y condena del relativismo.

Hablando de condenar el relativismo, violar niños está mal. Siempre. Y todos deberían colaborar con las autoridades cuando investigan los casos.

En cuanto a la “desconfianza frente a las nuevas libertades”, no sé de qué están hablando, pues los Papas siempre le han tenido desconfianza incluso a las viejas libertades.

Para los jóvenes es “el que ha querido enfrentarse al problema de la pedofilia”. Ellos sienten que “se ha mentido sobre él cuando le han tratado como nazi”, según el vaticanista español Antonio Pelayo.

Ahhh, ¿y ellos no sienten que se ha mentido cuando hablan de una mancha maligna que impregna a toda la humanidad porque una mujer-costilla que fue convencida por una serpiente parlante se comió un fruto de un árbol mágico? Pues como que tienen su detector de mentiras bastante estropeado. Son creyentes, ¿por qué esperaba algo diferente?

Los expertos también han apreciado que en su estancia en Madrid no ha emitido condenas específicas sobre comportamientos sexuales, que podían chocar en los discursos de Juan Pablo II.

No, no ha condenado que cada uno use su cuerpo como a bien tenga. ¡¡Ha condenado que cada uno use su cerebro como a bien tenga!!

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